domingo, 22 de marzo de 2009

Mi Invitado Del Domingo. Hoy: BLAS VIDAL

El fantasma del arsenal de guerra
 
En pleno arsenal de Guerra, entre los paredones aspillerados que circundan los cuarteles de la calle Pichincha, efectúa sus  correrías nocturnas un Mayor fantasma que es la pesadilla de los imaginarias que hacen guardia en los antiguos polvorines. Mas de un veterano de honrosa foja de servicios, a juzgar por los chirlos que cruzan su cara en todas direcciones, ha tenido que huir despavorido al verlo avanzar poco a poco hacia la guardia, sin hacer caso del ¿quién vive? de ordenanza, ni del disparo que siguió a la tercera voz de alerta...Y más  de un centinela ha tenido también que guarecer su cuerpo tembloroso en el hueco del ombú, frontero al polvorín, que alojó en otro tiempo a la negra Dominga, madre espiritual de todos los veteranos suertudos que lograban conquistarla, a fuerza de piropos y caiditas de ojos, premiados a veces con una racioncita de mazamorra o del excelente locro de maíz con carne patria,que preparaba la sargenta—usaba ginetas de sargento- a las mil maravillas con sus habilidosas, ya que no blancas manos...
Corren de boca en boca, entre los oficiales y soldados del 1º y 10º de infantería, las suposiciones más extrañas, las más risueñas conjeturas, acerca del origen y procedencia del molesto visitante de ultratumba...
Al calorcito del improvisado vivac, y mientras el mate corre equitativamente de mano en mano, bórdanse macabras leyendas alrededor del fantasma; cuéntanse inauditos casos de valor y sangre fría, teniéndolo á él como único testigo; pero nadie puede explicar concretamente el por qué de esa aparición que desde hace cuatro años hace encoger de miedo el corazón de mas de un conscripto cada vez que, mauser al hombro, haciendo guardia paséase adormilado, pensando en las muchas horas que le faltan para salir con permiso hasta "lista mayor" e ir en busca del matecito dulzón que le brindará la futura generala, mientras que la mamá—suegra en proyecto—al frente de la pareja, hace otra guardia mucho mas concienzuda que la que el hace en el polvorín, y sin mauser... pero con lentes.
Hablamos con algunos de los soldados a quienes estando de centinelas se les apareció el fantasma, y todos coinciden con el relato que de él nos hicieron. En lo único que no concuerdan es en lo que al miedilis se refiere. A pesar de estar perfectamente comprobado que se desmayaron dos centinelas y que otros abandonaron las guardias, ninguno de ellos se da por aludido al hablar del asunto, procurando en cambio colgarle el muerto a cualquier compañero
.— ¿Es cierto que estando Vd. de centinela, se le apareció el fantasma? Le preguntamos al cabo Falcón.
—Desgraciadamente, señor. Cuando me hicieron el cuento en la cuadra, yo no lo quise creer... Pero también así fue el desengaño.
-¿!...
—No se vaya á cre´r que le tuve miedo!
—No, hombre, no: ni pensarlo. ¿Y qué es lo que vió?
—Serían como las dos de la madrugada. Estaba yo de centinela en el polvorín, cuando de pronto me veo aparecer una cosa blanca, que brillaba mucho... Después la fui teniendo cada vez  más cerca... Tenía la forma de un hombre, sin cabeza y vestido con uniforme y galones de mayor...Tenía la espada en la mano y le brillaba como si l´hubieran pasao fóforo...
Le pegué el ¿quién vive?,y nada: siguió avanzando...Después...no lo vide más...Se fué...¡Volaría!...¡Quién sabe!.
-Pero Vd.no le hizo fuego?
-¿Y pa qué gastar polvora en chimangos? ¡Solo que nos metieran julepe las cosas del otro mundo!
-No,si ya sabemos que no le tuvo miedo.
-¡Diande miedo!. ¿Y entonces paqué le dan á uno el máuser...? Los que se desmayaron y abandonaron las guardias fueron coscritos...¡Pero tamién,pa eso son coscrítos,señor!
 
    Caras y Caretas (1904)

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