domingo, 28 de junio de 2009

Mi Invitado Del Domingo. Hoy: JUAN B. DEVOTO

Los santos del estaño
 
Los llamaban los santos del estaño

porque al trago de firme le pegaban

y al mostrador nunca lo abandonaban

desde el principio hasta el final del año.

 

Era una yunta brava, eran amigos

de gargantas de arena y tragos largos.

Curdelas de boliche, con  letargos,

se confesaban siempre sin testigos.

 

Sobrellevaron su destino entero

y su deschave siempre fue sincero

y en una madrugada, sin recelo,

 

jineteando al lucero más hermoso,

con la copa del último reposo

se piantaron los santos para el cielo.

 

miércoles, 24 de junio de 2009

Crucial

…Y miré el mapa. Lo que fue el reino de Guatemala. Zona de indios Lacandones, Acalanes ,Choles….

Cerca del año 800, un grupo de Putunes Maya-Chontales que ocupaban el delta de los ríos Grijalva y Usumacinta se asentaron en la tierra de Acalán o "Tierra del pueblo de las canoas" y los españoles los llaman entonces Lacandones.

Los Acalanes son los orientales, Lacandones al fin…

 Es interesante la relación del Padre Las Casas sobre que habría cuatro tipos de infieles...  Los que viven entre los cristianos y son sujetos a los reyes cristianos, súbditos de ellos de jure y de facto… Los que tienen las tierras y señoríos de los cristianos contra derecho por fuerza y violencia…

 Hay cuatro vías jurídicas para hacerles guerra… Jure Recuperationis, Jure Defensionis, JureVindicte et Ultionis... y la última Jure.

La tercera especie de infieles son los herejes apóstatas. Y la cuarta y este es el punto, serían los que no tienen tierras usurpadas que  hayan sido de los reinos cristianos, ni ofenden ni ofendieron

 
Bueno Jorge, se nos acaba el tiempo… la duda estaría entre… marchar con tu perro por las salinas mendocinas y perderse en el desierto ambos, como en la película "Gerry" de Van Sant… viajar para vivir en un Zoco… buscar empleo en un hotel de oriente… o…o casarte con Claudia y vivir con la familia de ella hasta que les otorguen el préstamo para la vivienda…

  Pensálo…dejemos acá…lo vemos en la próxima.

domingo, 21 de junio de 2009

Mi Invitado Del Domingo. Hoy: ANGEL VILLOLDO

¡GALLETEAO!
 
—Y qué me cóintas, ché, Goyo? ¿La seguís siempre farriando?
—Dejáme... Teng'un estrilo a la gurda. Te garanto
 que si no fuera la "cana",por esta cruz, ché, Olegario,
 hubier'armao hace tiempo el más tremebund'escándalo
que hayan relatao las crónicas de todos los grandes diarios.
—Pero ¿qu'es lo que te pasa? ¿se puede saber, ché hermano?
Pa tener tan grande estrilo ha de ser muy grav'el caso.
—¿Qué si es grave? ¡Ya lo creo! Escuchá, voy á contarlo.
Vos sabés, porque te consta, que hace lo menos un año
ando en la g'üena con Julia, la hija de ña Rosario.
—Si, ya sé: la curandera que lo sanó del empacho al nieto de ña Eduviges,
—Eso es; la mesma. . pues, güeno, como t'iba relatando:
la muchach'á mi me quiere, y yo... ¿pa qué vi á negarlo?
también la quiero, deveras, con un amor puro y casto.
Hace com'una semana, pal día de su cumpleaños,
compr'en una joyería un anillo paraguayo,
un prendedor con esmalte y un par de aros con topacios,
y pa quedar bien con Julia se los llevé de regalo.
La muchacha muy contenta, me agradeció el agasajo
diciéndome que sentía que me hubiera puesto en gasto.
Yo no ando muy á la "giurda" y adivinarás, ch'ermano
que pa comprar esas prendas tuve que pechar á cuatro...
—Hast' aur' estoy en ayunas, pues la gravedad no manyo pa que tengás tanto estrilo.
—No me cortés el relato; escuchá y tené pasencia.
—Ta güeno: seguí contando.
—El viernes pasao me fuí á casa de ña Rosario,
y en cuanto me presenté me dijo, á boca de jarro:
"Supongo, querido yerno, que ust'es un buen ciudadano
 y dará en las elecciones su voto al doctor Palacios".
 Con semejante pregunta quedé frío com'un mármol.
Yo, pa decir la verdá, me gustab'el candidato del partido socialista,
pero ¿qué querés, hermano? tenía mi compromiso
con el patrón que trabajo de votar, y á más buscarle
 algunos otros muchachos.
—Qué le dijiste á la vieja?
—Aura verás, Olegario. L'espuse dos mil razones;
me disculpé, pero en vano, tuve que comprometerme
 y dar mi voto á Palacios.Lo demás ya lo sabés...
—Sí: los mandaron al tacho.
—Aura viene lo más lindo: Mi patrón que vió el cambiaso que había dao,
me regaló la galleta, sin más preámbulo.
Voy á casa de mi novia y su "mamá", ña Rosario, me prohibe de que la vea.
—Se va el estrilo aclarando.
—Le pid' un' esplicación y me dice, con enfado:
que me mandara mudar, "que yo era un mal ciudadano "
y que todo había concluido, en fin: otro galletazo.
¿Y todo por qué, dirás? porque no triunfó Palacios.
Como si yo fuera quien, p'hacer triunfar candidatos.
Así es que las elecciones han sido pa mi un gran clavo
pues he quedao, como vés, sin la prenda, sin trabajo,
y sin las cincuenta guitas que gasté pa los regalos.
Con que podés figurarte si tendré un estrilo bárbaro.
—La cosa no está pa risa...
—Qué me aconsejás, hermano, pa salir como es debido d'este trance tan amargo?
—Como amigo te aconsejo que te tomés un buen baño
pa que te refresqu'el mate y no seas tan otario.
 
De "Papel y Tinta", 29 de octubre de 1908.
 
 

miércoles, 17 de junio de 2009

RUNRÚN

La siesta tenía la calma de esos veranos calientes de los pueblos del norte.

Se escuchaba de vez en cuando el paso apagado, como de sábana al viento, de algún caminante apurado por llegar al ritual provinciano.

La lluvia se hacía esperar desde hacía tres meses y ni una nube en el cielo daba alguna esperanza.

 Huidobro, el delegado del cuerpo de bomberos, estaba alerta al incendio de pastos; daba  vueltas en la cama desde las dos de la tarde y fue cuando oyó unos gritos a la puerta. Se vistió al momento y corrió por el vestíbulo que daba a la calle.

Un chico en bicicleta esperaba y otros dos más, descalzos, se acercaban corriendo.

 
-Se cayó Pili al pozo- farfulló con respiración asmática Josesito, el del medio de los Almada.

Escuchar "Pili" le produjo un sacudón a Huidobro, era la única hija de unos amigos de toda la vida y con cinco años  era una morochita que se lo pasaba riendo. Ahora, según los chicos, en el pozo angosto solo se escuchaba el eco de su llanto.

La noticia se propagó y convocó la atención de todos los medios periodísticos del país.

Nada menos que un 22 de mayo, la fiesta de Santa Rita, patrona de los imposibles fue el día del sucedido. Una unidad especial de los yacimientos petrolíferos fue convocada para el rescate. El pozo era de los difíciles, producto de la imprevisión de los que buscaron agua hace veinte o treinta años y sin medir los riesgos, con resultado negativo en la búsqueda, se marcharon del lugar dejando un cementerio seguro para cuanto bicho se distrajera.

 Y lo peor había llegado, una niña agonizante a quién sabe que profundidad.

Se probó de todo; el pozo paralelo y un brazo mecánico fueron lo más sofisticado. Desde la humedad viscosa, la cámara  del brazo solo acertaba a mostrar las paredes blancas y una sumidad negra y mas allá una roca atascada quien sabe cuando, pero seguro después del desbarranque de la Pili.

Y vino la desesperación y los reproches de los vecinos contra los socorristas, de los socorristas contra la gobernación y el broche de oro al comienzo del lento atardecer hacia las siete, de la policía haciendo un vallado para correr a curiosos  y periodistas.

 

A las 8 de la noche y con la tragedia en ciernes, una madre "desencajada", según el comentario de la locutora del noticiero, lloraba en la boca del pozo y llamaba a gritos a su hija que para esa hora , se decía, apenas se registraba su respiración.

Buscaron dos chicos diminutos que practicaban gimnasia acrobática.

Habiendo recorrido unos veinte metros de profundidad con aire presurizado  en menos de media hora, uno pidió volver con un ataque de pánico y el otro por síntomas de asfixia.

A las 10 de la noche se supo de la tramitación del pedido de traslado al lugar del "Laucha", un hombre de unos treinta centímetros  de caja y noventa centímetros de altura que purgaba condena por robos varios haciendo uso de sus dimensiones extraordinarias.

El "laucha" lo tenía todo de cerebro. Individuo de un ascendente natural sobre cualquier grupo humano, después de una carrera corta como descuidista en la autopista aprovechando su natural adaptación para los tubos de desagüe, sentó cabeza cuando se casó con "una joven de singular belleza" dijeron en la tele.

La nueva vida con su secuela de bocas para mantener, lo llevó a buscar trabajo como fenómeno,  "pero jamás en un circo", se le oyó decir con rabia más de una vez.

Fue de botones en un Hotel de los que explotan el sensacionalismo de sus eventos, su  oficio en  la época de civilidad rutinaria.

 El más recordado por la primera plana fue de empleado de maestranza  del Bank Of Clinnicguard donde un día para figurar en la historia del delito atravesó mil doscientos metros de tubería para llegar a las cajas de seguridad en una maniobra inaudita. Es que según algunos expertos, el celo del Clinnicguard era nulo en asuntos de seguridad; hubiera sido mucho más fácil intentar conseguir las llaves.

Después ocurrió lo de siempre, una delación impensada, el cerco y su detención que tuvo a mal traer a las fuerzas policiales.

 La casa del laucha, producto de la paranoia, se había convertido en un verdadero arsenal y si se hubiera hecho caso a la denuncia de los vecinos cuando los chicos se divertían con  misiles tierra-aire para festejar el año nuevo, el asalto a la propiedad hubiera sido encarado con más cuidado.

Veintisiete años de prisión lo separaban de la calle desde hacía cinco y no habían faltado pormenores de interés periodístico-social.

 Recibido de abogado en la cárcel, se comprobó que salía por las noches a preparar materias a través de un by pass realizado en el alcantarillado de la cárcel.

 Una mujer adicta a los psicofármacos juraba haberlo visto salir por el agua fría del distribuidor de la grifería, (efectos de la leyenda tejida acerca de su extrema plasticidad), una madrugada se lo detuvo en un patio interno con un termo con café y un kilo de helado para los compañeros. Todo ayudó a consolidar entre el gran público una apasionante leyenda negra.

 Entre el 20 de febrero y el 14 de octubre, tiempo durante el cual abandonó (se pudo comprobar) la cárcel cada noche, se produjeron delitos  en un radio de la ciudad que coincidía con su visita a  militantes del grupo de anarquistas mundo liberto, enemigos incondicionales del sistema y que consideraban la presencia del laucha en sus reuniones, con simpatía. Se dijo después que la ideología era una fachada y que al grupo lo único que le interesaba era el grueso del robo millonario al Clinnicguard Bank, secreto que el Laucha guardaba celosamente.

Se contabilizaron asaltos a kioscos de la zona y llamativamente a ninguna heladería, (abiertas hasta el primer día del invierno, con el cambio climático).

 

 Cuando se detuvo frente al agujero fatídico en el lugar de la tragedia, el  laucha apuntó con la pera  a los ojos del encargado del operativo y pidió dos cosas; que se le retiraran las esposas y un mapa satelital de la zona.

Tomó agua, se calzó la silleta y se deslizó para estudiar el terreno con una cuchara de albañil, sin oxígeno y con un lento deslizamiento de roldana que impulsaba el mismo delegado Huidobro.

Cuando tuvo la foto, que fue solicitada a un departamento científico de otra provincia, revisó una secuencia filmada del contorno y el abismo, y para una hora después, hacia las 11 de la noche asfixiante del otoño pidió que lo bajaran entre aplausos y besos y abrazos de los padres.

Fue la última vez que se lo vio con vida.

Para la  televisión fue un simple detalle que el equipo que portaba el Laucha fuera izado sin él.

 No había razón para deshacerse del equipo tan prolijamente. Igual, era impensable que pudiera escaparse, ¿por donde?

La versión con fondo musical de Cinema Paradiso era que el laucha terminó siendo también víctima de los riesgos del descenso.

La foto satelital, cinco meses después del suceso analizada por expertos, determinó que los pozos eran numerosos en la zona, de distintos tamaños y  con posibilidades de intercomunicación para un topo de buen olfato y gran destreza.

 

Pero  el mismo veintitrés de mayo ocurrió lo que los devotos incondicionales atribuyeron al milagro de Santa Rita.

 La nena  nunca cayó al pozo, y los chicos al perderla de vista y acercarse al agujero imaginaron oírla y llorar en el fondo; según un parapsicólogo esa tensión actuó hipnóticamente sobre los socorristas que alucinaron escuchar y registrar su voz y respiración (las cintas si existieron, desaparecieron).

La nena estaba en  la casa de su abuela, que afectada de fiebre reumática y con síntomas de arterosclerosis casi nunca bajaba al pueblo. Un viajante de comercio que pasaba por el lugar distante cinco kilómetros de la ruta, la descubrió jugando en el patio.

La nena expresó entre dientes tener ganas de visitar a su abuela y por eso desapareció de la vista de los amiguitos.

 

 Para el 25 de mayo, día patrio, una muchedumbre volvió al pozo y le contaron a quien quisiera escucharlos que del pozo se elevaba un susurro y sería el laucha. Como la emergencia, movilizada  nuevamente, no conseguía resultados, los lugareños acercaban ofrendas de  queso duro para el descanso eterno del  héroe. 

Se supo que la familia del Laucha una madrugada abandonó el barrio, y muchos aseguran que alguien, pariente de la capital de un escribano de la zona, vio a toda la familia comprando en un centro comercial de norteamérica.

Y todos coinciden por dichos de expertos, que las cajas violadas de aquel robo al banco les aseguran una vida de reyes al menos por diez generaciones.

domingo, 14 de junio de 2009

Mi Invitado Del Domingo. Hoy: MIGUEL JAUNSARÁS

Pa La Presidencial
 
- ¿Conque te fué bien en las pasadas elecciones?
 
-Macanudamente. Me pispé pa la de senadores diez manguetes y pa la de diputaos veinte...
-¡Has regalao che,has regalao!..¡Ni que te sobrara!.. Mirá, yo he recibido como p'hacerme este traje q u e ves,de chevió japonés a l'última moda; un par de zapatos é cabritilla con punta más fina que alfiler; un anillo e oro con brillantes primer agua que me costó cinco y medio, pá mi china, y como treinta más que dejé en el hipódromo.
-¡No digás!
—Como l'oís...Asi semos los de la Asociación...Con nosotros  no se purriá.. Pero aura ché, me parece que nos chingamos...
-¿Por qué?...
-Porqu´en la presidencial no se' vá  gastar ni la mitá...Un candidato porque se l´hace el campo orégano y los demás... más aceite da el Cristo Redentor a la Cordillera.. Lo que neçesitamos nosotros es uno que nos limpie...
- Eso nos hace falta...
- A vos te hará... dejame concluir...- que nos te todo ese vil chusmaje que vende el voto a cinco pesos... iA cinco pesos!... ¡Ya no se puede trabajar! Joroba á la gente decente que recibimos treinta pero que no lo vendemos... ¡Eso nunca...
-¡La dinidá ante todo, Mariano!..: Ellos no hacen mas que retribuirnos el servicio que les prestamos por simpatía.
-¡Claro!... Has hablao así...
-Verdades, na más... Figurate quen l'última me lo veo al hijo del gringo Sparraguini—ese que tiene la nariz torcida y que le toca la oreja izquierda—en tratos pa vender el voto por... pero haceme el favor, calculá...
-¿Por cuatro?
-¡Por noventa y cinco centavos!... ¡Hijo é sonso,pavo había é ser!... Me dió ganas de sacudirle un zoquis y ponerle la nariz en su lugar... Esos son los que desacreditan la profesión...
-Tenés mucha razón... Pero decime... ¿A vos no te ha ido un inglés pá comprarte la libreta pa todas las eleciones?
-No;contá...
-Me dijo que se formó un sidicato ó sindincato pa facilitarnos la tarea;pero calé qu´era pa venderlas después al candidato que pagara más montón... ¡Calculá el negocio!..
-¡Si pero entonces los muchachos que fuéramos a votar con esas libretas l'híbamos á sacar el jugo...A no ser que fueran los mismos ingleses a votar,com´un italiano que se presentó en mi mesa, sin saber hablar una palabra en español y con libreta é cordobés!... Y jedía más á gringo qu'el bacalao!... ¡Gracias quel fiscal contrario era un papanatas que no hacía más que arreglarse- el jopo- y limpiarse los dientes, que sinó!.
-¡Báh!Eso no es nada... Figurate quen él Comité teníamos la libreta de un viejo de ochenta años que s'había muerto y no encontrábamos quien hiciera su vez... Por fin dimos con un paraguayo que ni Dios adivina si tiene quince ni cien... y así pasó y corno este muchos otros...
—Seguro; asi es la gente viva... No se l'importa que hablen mal dellos con tal de sentarse en un sillón blando y tomar te con lastre todas las tardes...
—Sabés qu'estoy pensando qu'el dia menos pensao se l'ocurre á la suerte hacernos diputaos provinciales aunque sea?...
- —No sería cosa del otro mundo, por ques muy fácil tomar asiento, cruzar la pierna, entornar los ojitos y callarse varias horas por semana en cuatro años... Pero, actualmente. Mariano, en estos momentos de prueba, como decía lotro día un orador que echaba una siesta entre dos palabras, te viá dar un consejo ya que apenas faltan horas pa la presidencial... Si te viene alguno á pedir tu firma de adhesión, dásela... y si al rato cae el contrario dásela también quen estos momentos hay que quédar bien con Jesús y con el diablo anque sea por dos pesos, que después le sacaremos el tabaco al que pueda llenar mejor la pipa!...
 
MIGUEL JAUNSARÁS. (Caras y Caretas 1904)
 

miércoles, 10 de junio de 2009

Amante Confeso

Esta carta es para usted, señor Presidente

Espero con poca fe que llegue a Ud.

Antes que la habladuría de la gente.

 

No puedo callar más que su mujer y yo nos amamos, que  contamos las horas que nos separan del próximo encuentro. Esta carta no es la mejor manera, pero  lo mío no es maniobra artera de la oposición política, pues  siempre acompañe su causa, solo  que haciéndole honor a la admiración que le profeso decidí tratar a su persona como se merece alguien de mi alta estima. Hubiera sido fácil para mí, mantener esta relación clandestinamente atento a la nula atención que le dispensa a su primera plana de dirigentes a los que considera una caterva de arribistas enancados en su prestigio con el ánimo permanente de verlo partícipe de alguna desgracia que mengüe su por hoy bien consolidado poder político. Desde el momento que reciba esta confesión dejaré pasar el tiempo que estime necesario para armar alguna causa en mi contra, y así alejarme de la Vocalía a la que pertenezco desde su ascenso al poder.

Lo lamentable será no seguir disfrutando del rol preponderante que me dedicó en estos años como su pareja favorita para el Mus. La cancha de paleta que su magnífica administración construyó donde antes había un basural que se veía desde el buffet ya no me contará entre los jugadores por la copa y el asado en el sector de parrillas del extenso parque que su visión profética diseñó y ejecutó.

En realidad esta carta va a ir a parar al archivo del Word como tantas confesiones, réplicas y comentarios que llegado el momento me guardo de dar a conocer, meditando  en la frase que dice que el hombre es mas hombre también por las necesidades que sabe suprimir.

 

 Veré que el fuego con Elisa se vaya apagando de manera que si te he visto no me acuerdo, que si me tengo que alejar del club social y deportivo, es como si me arrancaran la vida de un tirón.

      

 

domingo, 7 de junio de 2009

Mi Invitado Del Domingo. Hoy: FAUSTO BURGOS

C H U Ñ A
 
MIENTRAS me arreglo lo veo sentado bajo el sauce copudo y alto, cuya sombra al estirarse,  llega a tocar la quincha de la pihua, troje antigua y simple, en donde mi tía, la dueña de casa, guarda el maíz. Chuña es su apodo; yo,en treinta años de ausencia continua, me he olvidado de su nombre verdadero. Cuando nos saludemos, le diré Chuña, aunque arrugue la frente en señal de desazón.
Ha traído las ojotas de cuero en la mano, ayuntadas, porque el camino está lleno de barro negro, pegajoso. Descalzo; los pantalonés remangados.
Viejo, requeteviejo y pobre.
Madrugada.
Un cielo de gozo. Un aire de alegría. Fragancia gratisima de gardenias y diamelas.
Cantos de madrugueros quetupíes y tordos e icanchos amarillos.
La casa de campo, con su jardín, su huerta y sus árboles antiguos, despierta.
Chuña, anoticiado de 'nuestra llegada, ha venido a abrazarme, a gozar con un tuteo familiar, íntimo. Sentado en un banquito, al pie del sauce antiguo, acaso piense: 'Habrá traido para mi un traje de esos que todavía sirven; habrá traido unós botines usados del número que yo calzo; y un pañuelo de seda de esos grandes y un sombrero como para el campo". Y su imaginación volará, volará haciéndole saborear el alfeñique de una dicha soñada.
 
La Gumersinda manea a la vaca lechera y se dispone a ordeñarla.
— Comídase, don Chuña; tengameló al ternero.
— Hablame por mi nombre, Chueca, si querís que te ayude. Yo me llamo José Félix.
— Comídase, don José Félix Chuña: tengameló al ternero, si quiere que lo convide.
— ¿ Me vas a convidar, Chueca, cierto? ¡ Bah! No te creo. ¿Apoyo?
— De la primera, Chuña; el apoyo es para don Carlos, a ver si se acuerda de cuando era chango.
— Pero vean el muchacho; está hecho un hombre! Ayer lo vi pasar, cuando venía de la estación.
—Un señor...
— Cómo no! Ya lo creo. Qué me lo habrá traído?
—,1Y qué te lo va traer, Chuña?
— El que viene dé lejos, puede traer muchas cosas curiosas.
— Para la familia.
Yo estoy esperando, esperando un terno.
—¿Nuevo?
—Aunque fuera usado.
— Van a decir: el finao había sido más gordo.
— Lo han achicar.
—¡Cómo no!
— Y un par de botines.
— Vas a andar como gato quemao.
— Cierto es que nunca me puse botines.
 — Ushutas nomás. 
— Ushutas. Serán pesados. Digo yo que para el barro no sirven. Mi compadre Absalón, por no sacárselos, una  vez, se empantanó.
Suenan los chorros de leche en el balde. Son prietos chorros que horadan la espuma.
Rumia la vaca ganosamente. En las astas ha traído enredaderas del monte...
— Siquiera fuera cierto mi sueño de anoche.
— Qué soñaste, Chuña?
— Llamame pór mi nombre, Chueca.
— ¿Qué soñó, don José Félix Chuña? ¿Que nadaba en plata?
— Soñé que Carlos me lo traía de regalo, un terno de casimir azul, un terno medio usadito: el saco con cuatro botones, en dos hileras, el pantalón, futre, y un par de botines lustrosos.
 — ¡ Amalaya!, diría mi Nicanor.
— A cualquiera le vendría bien.
—¡Cómo no! ¡Ya lo creo!
— Le decís a don Carlos si le trajo un terno para mi Nicanor; él también necesita.
— Yo siempre usé casinete. ¿ Y con qué voy a comprar casimir?
Chuña recibe un jarro de leche. Empina el codo y bebe como un chango glotón. De puro goloso se chupa los escasos pelos del bigote tordillo, adorno de su boca chusa.
—¡Que leche linda!
La ordeñadora dice algo entre dientes. José Félix, que iba a pedirle otro jarro, piensa para su copete: 'Siempre mezquinando lo ajeno".
 
¡MUCHACHO! Ojos que te vieron antes, hace treinta años.
— ¡ Chuña!
— Llamame por mi nombre, Cabezón. ¿ Qué, te olvidaste de José Félix, el que te tuvo en brazos?
—iJosé Félix!
— ¡ Estás hecho un hombre!
—A ver, Gumersinda, convidale un vaso de leche al Chuña.
—Ya le di un jarro, señor.
— ¡ Qné mujer petardera, esta Gumersinda! Ella es la que tomó un jarro.
— ¡ Cómo no! Por embustero se te- ha puesto la boca como pasa de higo.
—Y por casa, ¿cómo está la familia?...
— ¡ Siquiera a mí me queda con qué comer!
—Yo también me doy maña con las encías.
La Gumersinda le sirve un jarro de leche. El Chuña bebe como para aplacar una sed muy larga.
— ¡ Viejo churo... para el trago!
— Este Chuña siempre anda con hambre.
¿ Y vos? — pregunta el viejo, después de chuparse los pelos tordillos del bigote. — ¿Y vos? Te podrías llamar ternera huascha.
— Hombre, vas a llegar al siglo sin ponerte viejo.
—Ya estoy viejo: veo poco.
— Cuando no te conviene — interrumpe la Gumersinda.
—Veo poco; no tengo dientes; me agarró el reuma, se me hinchan los pies y las canillas me quedaron como canillas de chuña.
— ¡ Jesús! , Por eso te dicen Chuña.
—A ver, convidame un chata, Cabezón. Está malo el año; ya uno no tiene ni para comprar tabaco. Algún día hemos de dejar de penar.
—Nada más?
— ¿Cómo nada más? ¿Que no me lo has traído algo?
— Un terno azul, casi nuevo.
— ¡No decía yo! ¡Qué sueños tengo!
— Y un par de botines de charol.
—iDe esos de abrochar por delante?
—De esos.
— No te decía yo, Gumersinda!
— No te vais a olvidar de mi encargo, Chuña.
— Ya me veo yo por el camino, con mi terno azul y caminando como gato quemao...
   
Estampas tucumanas (1932)

miércoles, 3 de junio de 2009

Mausoleo

Hay naves construidas para atravesar el tiempo.
Tengo esa certeza cuando, caminando por las calles de un cementerio, observo esas construcciones para resguardo de los cadáveres familiares. Ellas se levantan sólidas de mármol, rígidas del bronce de los motivos ofrecidos por arquitectos casi siempre desconocidos.
Mausolo, el rey de Icaria, se construyó una nave mortuoria para su gloria.
Majestuosamente anclada en tierra, cuatrocientos años antes de la era cristiana, al fin desplegó sus velas.
Derivó lentamente con su magnífico capitán exhibiendo los oropeles. A cincuenta metros de altura, una cuadriga con la efigie del matrimonio real desafiaba los chubascos y los vientos cambiantes que enloquecen las brújulas.
Las nubes negras, estandartes de la violencia de los huracanes, al fin hirieron la coraza del gigante con un relámpago que descargó el rayo de un terremoto, a mil ochocientos años del día que partió a la eternidad.
Algunos siglos antes, buscadores de tesoros hurgando en sus bodegas aligeraron al mausoleo de su carga preciosa. De los restos de la catástrofe se consiguió un buen rezago para adorar a otras divinidades. La pareja imperial, a bordo de la cuadriga sigue atravesando los siglos desde un espacio consagrado en el museo de Londres.