miércoles, 29 de octubre de 2008

Padres e Hijos Entre Siglos De Distancia

POR OTRA RUTA

 

Camina orgulloso de la mano de su padre.

 Que no es su padre; fue comprado como esclavo a la madre que lo vendió, a la muerte de su marido, a este hombre que marcha repitiendo su discurso de agradecimiento al maestro que enseñó al pequeño los dos mil signos en las tablillas.

El niño sabe que si quisiera podría repudiar el contrato, que se hizo sin testigos ni documento. "El no es mi amo", y  el sacerdote le devolvería su libertad.

Pero es feliz  con este padre que lo premia en sus días libres visitando el mercado de la ciudad.

Cruzan la acequia y, el niño, a quien el maestro enseñó a ver el rostro de la tierra llena de demonios y  también, con  algunos pocos pero buenos espíritus guardianes, desvía por otro camino más seguro.

Justo delante de ellos, "finitos como los estilos para escribir", avanzaban tres engendros. Los innombrables que no conocen ni comida ni bebida, que arrancan a las crías de sus madres y a las mujeres del regazo de sus hombres.

 Papá ni se enteró de que fue guiado por otra ruta, ensimismado en memorizar su discurso.   

 
 DIARIOS
 
 Los hojeaba  y le resultaba increíble.

Eran cuadernos de un diario personal que Nicolás llevó hasta su muerte por accidente en la autopista.
Abandonó la fábrica familiar siendo el hijo único, heredero de todo y destinado a estirar a tres generaciones la sociedad anónima.
Pero se fue; dio un portazo inexplicable y ahora hay que soportar una sarta de injurias hacia papá del muerto desagradecido.
Quiso elegir qué hacer por cuenta propia; pero en estos sucios cuadernos, arremete con furia como si un padre tuviera obligación de encadenarse del cuello del hijo egoísta sin otra obligación, claro;  la de arrimar los fondos para el malgasto en ideas excéntricas de productor musical de medio pelo.
Pero si fuera solo eso se perdonaría, hay que poder leer sin vomitar, todas las mentiras vertidas sobre la sofocación, la supuesta presión inhumana del padre que no pecó más que en darle responsabilidades, y un carácter que un jefe, el  dueño de una empresa debe poseer.
Pero la visión todavía vívida y traumática de la sangre y el auto destrozado, por un momento le alejan la bronca, y sensible, baja la vista al perrito blanco y a esos ojos que seguro que no le quitaron la vista a este Nicolás solitario y empecinado en  hacerse un camino lejos de papá.
Esos ojitos son como una ventana y mientras lo acaricia llora impotente.
Pero a papá enseguida se le pasa, aparta los cuadernos de la mentira y ordena a la gente de la mudanza que comience a embalar todo lo que hay en el cuarto "D".
El perrito de Nicolás lo sigue mirando, pero el hombre ya no duda cuando pasándole un cinto del hijo por el cuello a modo de collar, lo arrastra casi hacia el ascensor, lo baja a la calle y lo echa a su suerte.

domingo, 26 de octubre de 2008

La Cena De Anteanoche

Según Mónica no me porté elegante.

 Me senté con la espalda torcida. También lo hice antes que ella se ubicara, y atendí el celular.

 Me puse a doblar y desdoblar la servilleta y pasé demasiado tiempo sin desplegarla sobre las piernas.

 Tampoco esperé a que su padre, el dueño de casa estuviera servido para empezar a comer.

 Es verdad que yo aguardaba a que su madre comenzara. Esta no me apartaba los ojos de encima y sonreía…….Mónica, atenta observadora del instante, descontó que su madre sí esperaba a que su marido fuera servido, por eso esa incomodidad de la mirada sobre mí y la confusión me produjo el abatimiento.

 

Fuera del protocolo, para mis adentros, sabía lo que pasaba. Lía era…. mi Leila.

 

Usó el nombre Leila hace dos años, cuando me pidió que bajara del árbol una pelota enorme de gajos multicolores atascada entre dos ramas a una altura considerable.

Su dentadura perfecta se mostraba en la sonrisa amplia.

 ¿De su hijo?- pregunté-

De mi nieto –repuso-

 Lía…Leila- es un doble de Aba Gardner con las mismas interrupciones lánguidas entre dos frases, como la estrella.

 

Según Mónica no comí apropiadamente, adelanté el cuerpo y la cabeza hasta el plato.

 Mónica no   sabía que me cubría a  cada instante de la segura mirada de mi Leila.

 

. Y también apoyé los codos en la mesa y golpeé a menudo los cubiertos.

Busqué algunas palabras adecuadas cuando se comentaba de algún tema general, gesticulando con el tenedor y mastiqué también sin soltarlos cuando Lía… Leila me miraba, y yo necesitaba de ellos como un cantante melódico que se aferra al micrófono por no saber que hacer con las manos mientras la platea lo observa arrobado.

 

Y se habrá dado cuenta usted que no dije " platea femenina". Porque en el instante en que llegó el hermano de Mónica y ocupó el lugar en la mesa, también participó en la extraña ceremonia del   arrobamiento.

 Y el padre también……..sí……..se  por qué lo digo….incluyamos al padre…ja ja…………..

Fue por eso que al fin, y cuando ya había transcurrido un cuarto de hora de la cena me puse la servilleta en la falda. El viejo me miró los genitales cuando se paró un momento para pedir más bebida.

El hermano que estaba a mi derecha se ofreció a servirme y fue la única secuencia en que actué correctamente según Mónica.

 Es que yo "normalmente" hubiera suspendido la copa en el aire. O la hubiera mantenido aferrada del pié mientras me servía; y si no fuera que con una mano el marica tomaba  la botella y con la otra se acercaba acechante a mis dedos largos -y bien cuidados- mientras su mirada lasciva buscaba fascinarme cual serpiente, podría decirse que de tener desocupados sus brazos su actitud era de atraparme ,  y estamparme un beso mientras el viejo esperaba su turno….

 

Si…. por eso es que fui correcto….

Se la alcancé, la apoyé y solo retiré la copa servida cuando la jungla de mantel estuvo despejada de acechanzas. Ja…ja….

 

La mucama- pasado el primer susto, cuando  también creí recordarla de otro episodio comprometedor y luego lo descarté-se transformó en mi único aliado externo ya que la censura gestual de Mónica por mis errores formales en la mesa me alejaba de ella.

Cada vez que aparecía por mi lado izquierdo, con un mohín afectuoso distraía mi embarazo por unos segundos.

 

Cuando la Leila que yo conocía se puso de pié al concluir el segundo plato (inmediatamente después que yo terminé el mío) los dos hombres empezaron a gesticular como dos mimos y a mirarse riendo bobaliconamente como si se tratara de un código secreto entre padre e hijo. Cuando notaron mi estupefacción parecieron más estimulados.

 Entonces sentí una bocanada de humo que golpeaba suavemente mi espalda.

Cuando vi a Lía….Leila... con un cigarrillo prendido en la mano me pare y volví a sentarme cuando hubo ocupado su asiento.

Lía…Leila, no se había perdido la escena de muecas de sus familiares y girando su cabeza a ambos extremos de la mesa se dirigió a ellos pero yo sentía que me lo decía personalmente:

Les faltó expresarse con brazos y manos-dijo, y comenzó seguidamente a accionar en posición  de súplica, promesa, despedida, amenaza, abominación-.

 

Mientras continuaba la extraña escena y Mónica se retiraba un momento, recordé a esta Lía cuando era Leila y me agradecía la recuperación de la pelota enrulando mi cabello entre sus dedos.

Fue hace dos años, cuando pasé por la vereda y ni siquiera sabía de la existencia de Mónica y encontraba este ángel o demonio vestido de azul que andaba por los cincuenta años,  que entregaba el chico a una mucama y me invitaba a subir a un ascensor de servicio.

 Que se quitaba totalmente la ropa y me exigía que le preguntara -y yo en mi excitación lo hice-

¿A quién pertenecés?

A vos- me contestó-

El ascensor paró en el piso. Me pidió que aguardara y cuando sentí gritos -serían Mónica y la mucama que aguardaban- apreté planta baja para huir y nunca más aparecí por el barrio hasta antes de anoche, por cosas del  destino que,como una rueda loca,me acercó a Mónica hace tres meses.

 

Cuando volví a la escena, Lía… Leila,seguía gesticulando con manos y brazos, temor, duda, arrepentimiento, tristeza, vacilación.

Y por primera vez como en un susurro se dirigió a mí para preguntarme:

 

¿Acaso no tienen el poder de excitar, de calmar, de maravillar, de mostrar vergüenza?..

Y entonces fué que intervino el marido, suave pero cortante: Eso lo dice Quintiliano, querida Lía.

 Y dirigiéndose a mí aclaró: El gran rétor de la época de Domiciano.

Graciela, sírvanos el postre-concluyó-

 

Después según Mónica lo único que hice bien fue poner los cubiertos juntos en la posición de seis y treinta, pero  también con el postre…….

 

No…..dejamos acá Jorge, nos vemos el 16 de febrero de vuelta de las vacaciones….tenemos que hablar del hermano y el padre y la relación con Mónica….

¿Estás bien Jorge?........

 

Si, todo Ok doctor…..una cosita doc….no….nada….

 

Bueno Jorge, nos estamos viendo……..

domingo, 19 de octubre de 2008

Polifemos

Si se me pregunta cuando comenzó esta vocación por la vigilancia no convencional les diré que a mis 7 u 8 años. Empecé colocando un grabador durante una charla que mantuve con una amiga de mi hermana, que a poco de tirarle la lengua empezó a hablarme pestes de ella creyendo que yo estaba en todo de acuerdo.
Con el tiempo me aburrí, deseché el juguete hasta que se me ocurrió dejar prendida durante una noche una cámara de video  en la habitación de la galería; el  lugar donde jamás ingresaría pasada la medianoche.
 La sola quietud quedó impresa, pero La fantasía de estar presente mientras la cinta corría, me estimulaba placenteramente.


Durante la vigilia del viernes- gracias a  sofisticados medios que fui incorporando- descubrí que los destrozos de  las casas del otro lado del puente, las producen gigantes ciegos, "Polifemos", que guiados por el ladrido de los perros y los olores del pantano, les hincan el diente a esas endebles estructuras de adobe y cartón; las roen como a casitas de chocolate hasta las primeras luces del alba, ocasionando ese horrible espectáculo de paredes, puertas y ventanas carcomidas.

miércoles, 15 de octubre de 2008

¿Por Qué No Ser?

"Por qué no ser un misterio más de los muchos que encierra Egipto".
-Dijo Ana entregándome con una sonrisa la tea encendida-

 Nos reímos a carcajadas y nos revolcamos y hasta llegó a quemarme el pelo cuando me besaba y escupía esa tierra como talco casi al ingresar al pasillo de la pirámide -funeraria, nos dijo el guía por la tarde-.

Grité ANA, tres, cuatro veces. Me desesperé... ¿Qué hacer?

 

Nos hicimos amigos en el Tour, y en la primera noche libre, sin siquiera planearlo sabíamos que iríamos juntos a…

A bailar pensé yo, a sentarnos en un café a fumar en El Cairo viejo que pinta Mahfus el escritor muerto hace poco.

 Pero no....la loca me obligó a seguirla, a tomar un bus a las pirámides a las 9 de la noche.

  En un vehículo sin refrigeración,y con gente que olía a menta, a ajo, a cúrcuma, y que me miraba a los ojos como nunca antes me pasó, Ana era feliz.Se armó un cigarro y lo saboreó lentamente.En una parada bajó y luego ascendió con un brebaje en una copa de plástico de mil colores- o me pareció a mí que a esa altura buscaba la ocasión  de simular una descompostura y volver al hotel -

 Y fue que Ana, después de hablar con un mochilero rubión, decidió bajar en ese lugar de la pirámide en sombras.

 Me imaginé, al cabo de permanecer solo , aterido de frío en el desierto nocturno, caer preso por asesinato; obligado a declarar lo que había echo con el cuerpo de la joven Ana a un oficial que, encima me hablaba en un inglés cocoliche. Visitado en la cárcel por el cónsul durante la primera semana; abandonado a mi suerte y condenando a la ruina a mi padre, que acabará  vendiendo su propiedad  para pagarle al estudio jurídico.

 Luego la cárcel y una nueva vida en ese submundo.

 Veinte años después, convertido en un preso asimilado que enseña español a algunos encauzados, veo en el televisor del salón de actos que unos arqueólogos descubrieron a Ana, perdida 20 años atrás en el laberinto de pasadizos.

 Luego las disculpas y mi libertad.


Pero nada de eso pasó.
 La muy…Ana…aparece de golpe hablando desde el eco de un parlante. Avanzo unos 100 metros por el pasadizo y desemboco en un lugar cada vez más iluminado; tanto que hasta que es ridículo que porte la tea. La dejo y la veo a la muy…Ana en un mega escenario. Los asistentes de sonido le prestaron el micrófono y ella se divierte llamándome. ¡Juan!...Juaann…¡Juannnnnn!...

 

Mañana aquí canta Pavarotti y las pirámides se engalanan.

 

domingo, 12 de octubre de 2008

Serial De Fuga Con Tiempos Alterados(I)

HACIA LA ESPUMA


 No podía demorarse. La cadera entumecida pareció no  responderle cuando apoyó las plantas de los pies para intentar ganar esos cinco centímetros que lo alejaban un tanto mas de la lavandería.
El desagüe en una hora se convertirá en un horno pero el ya no estará allí.
Con la luz del sol navegará entre la espuma del lavado de los mil platos de la noche y torcerá hacia la exclusa para dar con la espuma azul del lavado de los uniformes.

 Si la celdilla no está cerrada, por fin la libertad entre los remolinos de la cloaca exterior.
Huidobro miró el reloj; el chofer del camión de la panadería, maniatado en el piso intentaba acomodar la cabeza a un costado de la palanca de freno.
Era tiempo de impacientarse cuando traspuso el portón de almacenaje y no encontró al candidato: el camión con el motor regulando hacía mucho ruido.

La tubería era un horno cuando sonó la sirena que despertó a la cárcel y las piernas no le habían respondido desde la salida del sol.

 

HUIDOBRO


 Disimula su cabeza entre los sacos de harina. Cuando el chofer comprobó que la carga de 62 bolsas de 20 Kg estaba completa, bajó de la caja, pegó tres bocinazos y se marchó.
Huidobro, suspiró. Nada le hubiera gustado más que fumarse un puchito al sereno, mientras recorrían los quince minutos clavados que tardarían en enfilar por la Juan B.Justo, hasta el desvío hacia el puente ferroviario. Pero no podía hacerlo, no tenía que salirse del libreto. Eran las 5 de la mañana y el candidato en una hora estaba levantando la tapa de la alcantarilla.
Pero de pronto el camión se desvió de la avenida, tomó por una calle imposible de ubicar en la sombra nocturna, se apeó nomás estacionar frente a un zaguán y llamó con ternura: -Rosalía…
Al instante salió una mujer en bata. Se apretujaron y ella le rodeó la cintura con sus piernas finas .El la entró en andas y con el taco cerró la puerta.
Huidobro se desesperó. El hombre que le facilitaría la entrada a la prisión estaba impensadamente, fornicando y el entre los sacos de harina mientras el tiempo pasaba y del chofer ni noticias.

 

EL CANDIDATO


El faro estaba porque una cárcel debe tenerlo, como una iglesia el carillón. Nunca sirvió para nada, -igual que yo- pensó.
Se robaron mil colchones nuevos y por supuesto que el haz de luz no los sorprendió.
Eso sí; nunca, ningún preso se animó a desafiarlo.

Todos los aspirantes a evadidos, rutinariamente frecuentan la biblioteca, pero nuestro candidato lo hacía por placer.
Se sentía muy cómodo allí, purgando una condena larga por hacer gestos obscenos a la mujer de un caudillo.-Una de las peores faltas que podían cometerse- claro, teniendo en cuenta que el culpable respondía a un caudillo del partido contrincante, enemigo jurado de las fuerzas del bien.
El candidato fue el chivo elegido y purgando ya dos años de condena, era un hombre feliz. Dichoso como nunca lo fue.

Pero un día vino "el arquitecto", un tipo de temer, con la orden grotesca: "Te tenés que fugar".
El candidato le dijo "jamás" y entonces "el arquitecto" le pasó la faca por la garganta: "Mejor que prestés atención y sigas mis instrucciones"
El candidato desde entonces se lamentaba: "Soy el primer infeliz de la historia al que obligan a fugarse".

 Rosalía la reina

 

El  reflector con gelatina roja la iluminó un instante, acto seguido se desplazó hacia otra participante de bucles rubios y vincha de satén; volteó sobre una morocha dura de spray y dramáticamente volvió a Rosalía. Se prendieron entonces las luces del salón entero y el público en el club "Amigos de las Estrellas" estalló en un aplauso cerrado.
Reina de la primavera de la zona este fue su corona.
La morocha del spray no lo pudo digerir, se sintió morir y no hubo manera de que aceptara el honor de primera princesa.
El causante de la curva tomada por el destino, resultó ser un sándwich de miga de lechuga y tomate que la morocha, hastiada del régimen alimenticio de los últimos diez días, devoró justo antes del desfile para no hacerlo con el estómago vacío.
La perdición fue una hojita de lechuga que le quedó pegada a un diente delantero y el jurado advirtió. Ese atentado a la estética propició el ascenso de la impecable Rosalía con pollera tableada perfecta y largas piernas cuando nadie lo tenía ni sospechado.
"El candidato", a quien todos llamaban así por se apadrinado por Don Genaro como elector para las próximas municipales, la recibió al pié de la escalera.
Sintió la mano fría de Rosalía e instintivamente, o porque nada resulta ridículo cuando hay flechazo, la abrigó con las suyas.
 
(CONTINUARÁ)

 

miércoles, 8 de octubre de 2008

Minivacaciones

Mientras trataba de conectar mi flamante equipo de aire acondicionado, un apagón general me sorprendió parado en la silla. Un… ¡ooooohhhhh!   estalló en cada ventana  y las puteadas siguieron ahora contra  los televisores apagados en medio de la derrota parcial de Boca por 2 a 1.

 Se armó enseguida un cacerolazo espontáneo y hasta el carnicero minutos después lloraba por anticipado  la pérdida de la carne bovina por falta de frío.

La compañía de energía llegó en media hora, antes que los revoltosos marcharan a  apedrear el frente de la empresa y con celo y diligencia insólita para unos simples operarios llegaron a la puerta de mi casa con dos testigos de la manzana.

Les abrí la puerta; me labraron un acta por impericia para conectar un electrodoméstico.

.

Para que la multa no fuera tan dura hicieron constar que lo había echo después de un disturbio emocional. Que mi novia se fue de vacaciones dejándome solo y yo no pude hacer nada para impedirlo.

Los testigos me acribillaron con la mirada y los oí musitar: "Que boludo"… "Qué pelotudo".

Me dijeron que todos los artefactos del vecindario averiados se cargarían  a mi cuenta y sentí por un momento que todos ahí afuera festejaban mi desgracia dando vítores.

La señora que me plancha, me tranquilizó diciendo que el festejo es porque Boca dio vuelta el resultado y se puso 4 a 2.

 

Miro las anchas espaldas de la señora que me plancha y estoy pensando seriamente en invitarla a unas mini vacaciones conmigo.

domingo, 5 de octubre de 2008

Cuentos De Caballos Y Bicicletas

Sobremesa
 

-Los lunes La Plata, los miércoles Rosario, los  jueves y sábado San Isidro, los viernes y domingo Palermo, así era la vida de tu padre.

 

La mujer le pasaba un trapo a la mesa del comedor como ayudándose a recordar.

 

-El martes era un día de fiesta. Al mediodía salíamos los cuatro empilchados para el restaurant. No podés acordarte,  a vos con tres añitos ya te había llevado tu abuelo a vivir con él. Después íbamos al cine o al parque de diversiones y volvíamos solos; tu  padre siempre encontraba algún amigo con el que tenía que chamuyar algo importante.

-Cuando vos te fuiste a mi me volvieron a internar. Entre la depresión y las peleas de tu abuelo y tu padre me destrozaron los nervios, casi no salgo de esa.

Cuando me dieron el alta me sentía con fuerzas para mandar a tu hermano a la escuela y atender la casa. Manuelito era buen alumno y tu abuela me decía que en cambio vos mas o menos ¡jaja!.

 

El muchacho extendió el brazo- tatuado con un corazón atravesado por una flecha-para ofrecerle un pucho.

 

-No..¿Vas a esperar a que tu hermano vuelva?

 

-¿Qué es de la vida?

 

En las carreras…

 

Las Naranjas De Octubre

 

En 1962 el ciclismo hacía furor en los circuitos de todo el país. En la Provincia de Buenos Aires se cerraban las calles para carreras de largo aliento y mis tíos eran grandes animadores. Participaban donde podían llegar con sus pocos ahorros.

Un día domingo de octubre  la carrera pasó para mi fascinación por la puerta de mi casa.

Eran mis años de preescolar, época en que los símbolos se construyen como ninguna otra cosa en el resto de la vida, sin palabras, sin pensamiento.

Así, pude ver en acción ese raro adminículo de aluminio, con sonido a hueco pegado al cuadro de la bici que mi tío dejaba descansar en el galpón.

No podía ser una botella, vagamente sabía que se llenaba con agua; pero algo así, tan unido a una bicicleta que no era como las corrientes se incorporaba en mi imaginación a ese plus que detentaban solo los objetos de la serie "Perdidos en el espacio".

  Yo quería colaborar y me encargaron con otros chicos de un cajón de naranjas.

Alguien imprimió con algo filoso en cada una la palabra prohibida.

Desde entonces "Perón" me hace acordar a las naranjas que les boleaba a los corredores.

 

miércoles, 1 de octubre de 2008

Tres Cuentos Con Espías En Los Años 20

Un Jotraba
 
-Haló preciosa, conectame con el 221-

-Señor, le ruego no me falte el respeto, soy operadora de la Compañía Telefónica, no una de sus pollitas que frecuenta en el  Dancing

-Dale, a ver si se liga con la casa de mi mujer, no me mandés al frente ¡Ja Ja!-

-Conecttooo…Ya están al hablaaaa…

 

-Quien habla?

-Rafael….Soy yo Alfredo…

-¿Qué hacés, que querés?

-Me tenés que hacer un favorcito…Resulta que el tano Fidel me pidió un encargo y no puedo zafar…

-¿Qué le pasa al tano? ¿Alguna carta ?

-¡No que va! ¿Tenés un ratito?

-Dale…

-Resulta que por fin le consiguió un  laburo al hijo del medio, el cabezón,de dactilógrafo  y no llegó al mes; le liquidaron los días y lo rajaron…

-¿Y vos querés que yo le consiga otro laburo?

-¡Exatamente! ¡Sos un brujo vos!. Haceme la gauchada Rafaelito, …Vos sabés, el tano es mi mejor cliente de la quinela…El tipo me dio a entender que no le puedo fallar…

Pero te sigo contando…Al tano lo hirieron fiero…El que lo despidió le dijo que no servía ni para espiar…

El tano para embroncarlo quiere un jotraba de espía para el hijo…

 

-Mirá Alfredo, no sé si te diste cuenta que a pesar del uniforme yo soy un simple cartero,pero además te digo que si vos y el otro bruto creen que el laburo de espía es de gil, están sonados del mate. Alfredooo,Alfredoooo…¡Dejate de joder!

 

¡Bueno che, no me parece para tanto…Bueh, Chau. 
 
El Ojo Puesto En La Literatura  
 

El mandamás tamborileó con el anillo engarzado con aguamarina.

 El tal "colorado" era el hombre.

La última operación fue impecable: La banda de lunáticos "los siete locos", aspirantes a  financistas de la revolución mundial -que infiltró el colorado-cayeron presos.

 

-Hacelo pasar, Isidoro.

El colorado, elegante con su moño de pintitas avanzó cuando Isidoro se  ubicó a su izquierda.

-Seré breve porque tengo una montaña de cosas que atender, ya Isidoro le dará detalles.

Usted demostró equilibrio para llevar la misión "astrólogo rabioso" y es un gran mérito.

-No siempre jefe: En una ocasión uno de ellos, que parecía pervertido, intentó acomodarme el moño, me contuve para no darle un cachetazo. ¡Ja!...

 

- Trabajará a mis órdenes.  Deberá vigilar a un escritorcito que pega un diario mural con dibujos de la hermana por las calles del centro. Biorges creo que se llama…

Este  grupo lanzó un manifiesto bastante enérgico y hay que tenerlos en observación. .Tendrá que empaparse en poesía ultrista ¿Así se llama Isidoro?.

-Dejé la ficha en el escritorio…

-No importa, comiencen  a trabajar ahora mismo.

 

El jefe le extendió la mano al visitante.

El colorado se acomodó el moñito y acompañó  al secretario.  

 

Las Ultimas Escaramuzas

 

Un espía no debe adornar el relato.

La fila, los empujones, las  manos en la pared, las  piernas separadas, la linterna en la boca, las orejas, la planta de los pies.

 La peor parte: La ropa desguazada, el pantalón de pana primoroso arrumbado en una bolsa lacrada.

Antes de desnudarme llega la buena noticia. Aparece Lafitte en la sala y no deja que el guardia me haga sacar el calzón antes de la ducha helada.

Su argumento es convincente, el mismo me pasa un bastón por los testículos, el ano, la  entrepierna.

- No hay necesidad de avergonzar a un viejo- dice.

Yo reconocí en Lafitte la mirada del camarada. Cuando terminó la guerra compartimos la paleta de un caballo enredado en un alambre púa muerto hacía dos días.

 Juramos encontrarnos en la paz para comer  como Dios manda y ya estamos en 1922, la paz definitiva está mas cerca que nunca. Son las últimas escaramuzas.

Mientras tanto Lafitte sabe que me hace un gran favor dejándome pasar una foto de mi familia en el calzón. Así la prisión se hace menos dura.

 La paz definitiva está mas cerca que nunca, Lafitte.

 Esta noche, destapa una botella por mí.