miércoles, 31 de diciembre de 2008

Un Niño De 1937

Este niño de 1937 andaría por los setentaytantos años si  nos disponemos a aceptar que los personajes que se nombran en la literatura son reales.

Tengo la certeza de que esta realidad se multiplica por millones en el mundo y que si tomamos en cuenta todas las vidas que como la de los árboles, son amenazadas por el hacha del destino, -si este fuera tal-, que este hombre niño del poema, digo, cumpla años y haya esquivado el hacha, debemos celebrarlo como un milagro de los que habrá otros tantos. Cuando juzgamos a las personas por sus pensamientos y acciones, nos abstraemos del individuo y todas sus ramificaciones complejas porque si no, pienso,  permaneceríamos en silencio que también es una forma de juzgar, claro, pero más respetuosa:

 

"Dormite ligero mocoso de mierda: Ya viene l´aurora pintando la sierra,

  Ya ruempe los óidos la búia e las bestias: ¡Dormite ligero mocoso de mierda!

 
Todita la noche teniendo la vela: Culito morado de orín y diarrea.

¿Quién tiene coraje p`alzar la cosecha? ¡Todita la noche teniendo la vela!

 
Con tanta amargura saldré de la gueya: Me carga tu yanto jodido, sin tregua;

Me duele la vida sin paz ni querencia: ¡Con tanta amargura saldré de la gueya!

 
Me dijo l´estinta -¡Querelo, Pereyra!
Ta bien, pero entonce caiate la jeta

Questoy medio loco de sueño y de pena pues dijo l´estinta -¡Querelo Pereyra!

 
Si fuese colono con auto y con renta tendrías de todo nenito miseria:

Nodriza redonda…pañales de seda… ¡Si fuese colono con auto y con renta!

 
Dormite ligero mocoso de mierda: Dormite que lloro con lágrimas d`ella,

Pues yora al mirarte guachito en la tierra. ¡Dormite ligero mocoso de mierda!"

  
Esta poesía la extraje de la novela "Caterva" de Filloy.                                                                  
 

domingo, 28 de diciembre de 2008

Tres Cuentos De Amoríos Sin Suerte

Mohines
 

 

Luciano y Liza eran gente común. Ellos lo sabían, pero la pareja de amigos no eran quienes para recordárselo. Para colmo ella, Alicia, con la que Liza se conocía de la primaria cuando compartían el mismo banco, estiró la boca en un mohín que Liza conocía bien, desde siempre, desde cuando en el segundo grado se reían de la gorda que miraba embobada al celador y guardaba notitas de amor que nunca le mandaba.

Se morían de risa de la gorda enamorada de un viejo que no llegaba a los 23 años.

Ahora Alicia había estirado la boca en un mohín lento, despectivo como en las mejores épocas en que pasaban juntas por la plaza, ya en la secundaria y Luciano esperaba una mirada de benevolencia de Alicia a su coupé destartalada con la esperanza de que se decidiera alguna vez a subir en ella para llevarla a la carnicería o a la casa de la tía del boulevard, o en el colmo de la suerte convertir la butaca en cama y acariciarla interminablemente. Nones, decía en esos casos el mohín alargado de Alicia.

"Vuelvan a empezar, son jóvenes, nosotros no los podemos ayudar, ni una garantía podemos darles, tenemos todo como bien de familia" -dijeron casi a dúo-.

 

"O no son gente común como nosotros, o no te diste cuenta que el juego de no sé, quizás algún día, era una histeriqueada que me calentaba; que Luciano era para mí, que yo lo había decidido así. Ahora jodete; una groncha como vos no maneja los tiempos de mi vida".

A Liza le decía todo eso el largo mohín de Alicia.

 
 
De Nosotros
 
 
Vivíamos felices hasta que se mudaron estos…Así decía mi madre de los odiosos vecinos.

Y fueron unos meses de aguantar, las treguas duraban poco.

 El padre de familia de nueve hijos ponía a calentar el motor a las dos o tres de la mañana. Regulaba, metía el acelerador a fondo y ya nuestra casa se llenaba de humo del escape. Recién entonces mi papá se levantaba maldiciendo y habría y cerraba puertas y ventanas con violencia para que el tipo tomara nota de su enojo.

A las cuatro de la mañana el vecino partía al trabajo sin darse por aludido. Muchas veces a esa hora con mi hermano lo cruzábamos en la puerta cuando volvíamos del club.

No nos registraba, siempre salía cargado de valijas, cerraba el portón de la casa y sus ojos nos atravesaban cual si fuéramos invisibles.

La disputa con los vecinos nos impedía disimular la vuelta de madrugada como antaño.

Con la casa en pié de guerra terminábamos siendo el blanco del odio contenido por la falta de urbanidad de los de al lado y la cosa lejos de concluir seguía con la señora Rosa, la mujer del tipo que se ponía a fregar la casa y cantar haciendo karaoke con un programa de tangos y milongas  antes de las cuatro y media.

Lo mejor venía a las seis y media cuando los nueve hijos- la mayor era Estela  de quince años – empezaban a despertar como soldados con una semana de licencia en una isla del pacífico.

Ya la noche estaba perdida y el sol se encargaba de apurar el mal trago en mi casa.

 

Estela para mi mamá era un encanto, una niña perdida en el bosque rescatada por una familia de bestias. Para mí que andaba por los diecisiete eran unas tetitas turgentes, unos labios carnosos unos muslos rotundos. Una vez, que mamá como siempre  a escondidas de los demás de mi casa,  la  invitaba a tomar el té a la tarde y charlar de moldes de vestidos, la esperé en la cocina y la besé con pasión. Me enamoré entonces perdidamente.

 

Pero el romance no duró nada. No pasó ni una semana que la policía rodeó la manzana, anduvieron por los techos pero nuestros vecinos ya se habían fugado.

Lo único cierto era que los hijos eran de él . La mujer, una integrante mas de la banda.

 

Yo nunca volví a ver a Estela.

 Durante dos o tres años cuando sentía ulular una sirena policial se me caía una lágrima y les pedía secretamente que la hallaran y me la devolvieran.
 
 
Eran Dos
 

-Alberto, haceme el favor de mandarte a mudar.

Cuando se lo dijo no titubeó. Nunca estuvo dispuesta a renunciar a nada.

 En este caso pensar en compartimentar su existencia por culpa de este mamarracho, ni pensarlo.

Ningún esfuerzo para ubicar en un diseño de existencia posible, la presencia de Alberto y su hija de 19 años.

Hasta ayer era la pareja oficial del hombre poderoso que le llevaba 30 años, separado sin hijos para ella y para todo el mundo hasta que apareció esta chica  que él se encargó de reconocer rápidamente.

La mentira, eso le resultaba intolerable. La decisión inconsulta como si ella fuera una dama de compañía.

 Y la agencia... ¡La agencia!. Ese lugar que es su vida; un  cable a tierra para huir de la depresión del ser para la muerte que aprendió en el curso de filosofía. Pero ahora hasta ese lugar también le hace buscar consuelo leyendo a Epícteto, el estoico, porque más que seguro se va a enterar por Male, la gerenta de cuentas, que hoy la chica vino a buscar al padre para salir a tomar algo juntos.

 Y también alguien se encargará de comentarle que Male anda diciendo que  la nena  fotografía muy bien, que puede hacer carrera,  que tiene dos años menos que ella, tres  kilos menos de peso y cinco centímetros más de estatura.     

domingo, 21 de diciembre de 2008

Instrucciones

Ñoueserrterrotro……..

¿Qué?

 

Ñoueserrterrotro…

….. ¡No te entiendo! Terminá de masticar y te escucho….

 

Digo que no es ese el rostro….el modelo original es otra mujer con el pelo muy largo…..pero no importa, el que figura en el  catálogo como "mujer inconciente" de López del Olmo es este, quedate tranquilo.Yo conozco el original, me lo mostró el mismo López, carcomido por la humedad y  casi destruido entre unos trastos viejos. Fue en una visita que le hice por el 97, julio creo, porque yo no me había mudado y fue el invierno más frío del siglo. Fijate en la tarjeta, falleció en el 98…….

Sí, dice en diciembre….

Bueno, el digamos "original", y no sé porqué te lo cuento a vos, será porque sos amigo, no sé si porque la tela estaba deteriorada casi totalmente, lo que sé es que me infundió terror.

 Yo la solté y el viejo pensó que andaba una rata por el ademán brusco que hice. No le confesé la verdadera razón, pero despierto como era debe haberse dado cuenta porque enseguida lanzó una carcajada y se refirió a esa cara. Me dijo que para la ejecución de esta tela se sintió libre al principio. El hacendado que venía recomendado por otro cliente fue muy general, sus requisitos eran mínimos. Sin embargo le falló la intuición porque cuando se la presentó le hizo varios reparos. La pintura es del año 36, creo, -la primera, se entiende-. López del Olmo andaba por los veintitantos y según me contó con la esperanza intacta de hacer con estos encargos el suficiente dinero para dedicarse a su propia obra. Sin embargo a veces como en la ocasión el tema propuesto lo estimulaba y vislumbró una aparente libertad para aplicar su talento y que resultó a la postre, engañosa.

La clientela habitual era  meticulosa y te darás cuenta la tremenda destreza de estos tipos.

  Mirá el trabajo sobre el jardín que observa la mujer y que refleja el espejo en el costado. ¿Ves el seto con hortensias al fondo; no se percibe una leve deformidad que da el espejo? Bueno, te diré que en la tela arrumbada eran rosas blancas. Según López, un símbolo de pureza emergiendo detrás del rostro de la mujer de vida liviana con la pesadumbre de una sifilítica en la expresión .Ja, ja, que se le va a hacer. El cliente prefirió hortensias y también cambiar el rostro porque instalada la pintura en el rellano de la escalera principal viéndola tres o cuatro veces por día le contagiaría el malestar.

Ja, ja, y ya que estaba le pidió que la partitura del piano de la escena no fuera de un chotis sino de una obra de Schubert.

 La alfombrita de debajo de la pedalera  con motivos orientales; en aquella obra es una descolorida de lana y deshilachada para remarcar más aún la disipación de la vida en ese cuarto en el horario nocturno cuando los más cercanos visitan a su querida.

 En el  derruido son cupidos los del cuadro de la derecha. En este  han volado remplazados por un paisaje bucólico. En el original una hiedra se desprende de la ventana y parece invadir el cuarto como una carnívora. También aquí desaparece y mirá que primoroso el florerito con campanillas azules que decora el borde de la ventana.

La mujer original está con una enagua de seda, desapareció el color con la humedad, aquí está con una bata. En el otro parece que le acuchillaran los ojos los rayos de sol, aquí el paraíso que promete la luz del mundo parece cierto y ella lo descuenta.

 

 Con López del Olmo me imagino que  podías pasarte días escuchándolo. Pasaba de la teoría a los ejemplos prácticos y todo mechado con anécdotas y muchas veces invectivas contra "artistas de moda" como los denominaba. Según el, formaban parte del aparataje  del arte. Y críticos, marchands, galerías, lo apuntalaban y triunfalmente acercaban al redil a cada vez mas gente engañada por el mito de lo que es y no es arte .Levantaba la voz en un rezongo que no disimulaba el rencor.

Pasando los 85 años Del Olmo había atravesado una existencia sin sobresaltos económicos y solo atento a la demanda de sus clientes, sus secretos sobresaltos eran de otra índole.

 Pero la frutilla que decora el postre es el abrupto cambio del motivo del otro cuadro que cosa rara en su obra iba como un díptico con aquel. Me comentó en aquella visita que necesitaba pintarlo. Al cliente le había dicho que era un complemento necesario y que estaba incluido en el precio. El mercader con buen ojo para rechazar los mensajes densos también lo rechazó y en su lugar y sin decir gracias y tomándolo a pié juntillas como parte del contrato le hizo ejecutar un "cielo", así le dijo el comerciante y se reía López del Olmo al rememorarlo.

El infierno me dijo que había desaparecido de su atelier y el "cielo" que entregó al cliente se enteró que se perdió en una mudanza o se lo agenció algún personal  del señor.

Pero yo supe después de su muerte que el viejo me engañó en aquella ocasión. En el desalojo de una baulera entre sus pertenencias estaba el infierno del díptico .En un paisaje gélido de sombras transparentes estaban él, la mujer del cuadro y un niño, desde el niño partía un camino seguro para salir de él, una señal de clara ayuda para evadirlo. La seña que Del Olmo hace en el cuadro es inconfundible.

 

Y ¿Cómo es que sabés tanto de Del Olmo y además, haberle seguido la pista a un artista sin importancia? Por tus comentarios parece importante de verdad. Tengo miedo que rehúses la venta.

Quedate tranquilo soy un profesional serio, la operación está echa. Eso si, el infierno te aviso que es de mi propiedad y no va en el paquete de venta. Es mío. Me avisó en la clínica en el lecho de muerte donde estaba para retirarlo.

Quedaste unido al hombre por un lazo como de parentesco. ¡Que historia!

 
Y como….desde el lecho también me confesó que era mi padre.

 

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Kiti

"Vaya donde vaya encuentro gente que no para de fantasear acerca de la Agencia.

Todos conocen la verdad y se la dan a conocer a sí mismos y a los demás.

Como en sus imaginaciones de niño coinciden sobre la naturaleza maléfica de todo lo que no comprenden y ostenta un perfil adecuado a su mitomanía.

La Agencia es el tema preferido de todos los solitarios, los desesperados a los que nunca nadie escucha y que no pueden resolver ni la manera de conseguir la provisión de alimento que deben llevar a su casa y a quienes su mujer en muchos casos hasta llega a castigarlos…"

Así comenzaba el discurso preparado por J. Dell  y que fue cambiado por otro, este  sí directamente bajado por la máxima jerarquía y que era un rosario de desmentidas y aclaraciones varias sobre el vínculo establecido por la  Agencia con los más y menos sonados casos nacionales e internacionales.

Fue la conferencia numero 27; como las demás, con un tono de informe que no tildaba de descabelladas ninguna de las aparentes certezas que reporteros y columnistas ventilan durante el año y de las que el gran público participa y con mas o con menos, admite.

Esta última versión fue leída por S. Holbrok, la otra cara institucional visible.

Dell ya estaba bien lejos para esa hora. Presentó su renuncia indeclinable, retiró sus cosas y sin pena ni gloria, ( no debiera despertar sospechas el alejamiento de un hombre pasado cinco años de  la edad de jubilarse )volvió  al pueblo de su infancia para pescar, estar con los nietos, jugar al ajedrez en el Pub, buscarse alguna mujer, y probar de dedicarse a enseñar en la escuela estatal la historia de la región.

 
No había nada de todo lo descrito en su ciudad.

Los nietos eran imposibles de hallar, siempre con obligaciones impostergables.

Los hijos, casi unos desconocidos sin temas en común , el ajedrez sin contrincantes aceptables y la mujer; imposible de hallar una adecuada en esos parajes.

 Con su Kiti, muerta hacía tres años podía discutir hasta de música contemporánea utilizando registros sonoros. Nadie como ella por aquí.

Y la escuela estatal no aceptaba dar trabajo a nadie de la "compañía". La agencia atravesaba por ese entonces una de sus habituales bajas en la consideración pública y el prestigio ya se sabe que se mide a nivel nacional, estadísticamente.

Fiel al pensamiento que le impidieron volcar en aquella conferencia, pasaba por un hombre de trato desagradable entre quienes se acercaban para sondear su experiencia de tantos años en la famosa inteligencia.

Sin ser aceptado por nadie, se dedicó beber casi sin límite.

En el colmo de su depresión, la central lo rescató para dar un curso sobre leyes para agentes y con la prohibición de explayarse en cuestiones irritantes para los ocasionales interlocutores o bien que intentara moldearlos a su estilo.

Con el tiempo reconoció haberse equivocado y se convirtió en un hombre predecible.

 

Kiti había sido  su universo.

 Kiti lo llevó a vivir a su mundo. Alejado tantos años de la familia, la mujer oriental exiliada  le llevó a pasear sobre las cosas como quien salta de una nube a la otra por un cielo de découpage.

Mientras intenta pescar  en un lago del sur una trucha plateada con motas rojas que hasta el momento le fue esquiva piensa si su Kiti no sería una agente enemiga, y de las mas eficaces. 

domingo, 14 de diciembre de 2008

Lo Que El Diablo No Sabe (Sonatina)

Situémonos en un bosque cerca de París y durante la fiesta de todos los santos. La vendedora de fósforos del cuento era una niñita errante que yacía junto al mojón indicador de kilómetros y llorando sin consuelo.

Las lágrimas se escurrían entre sus dedos y llegó la noche. Todo se retiró a dormir: los cardos cerraron sus flores violetas y las ortigas inclinaron sus racimos de semillas.

Unas garras y un fino hocico subieron por el hombro de la niña. Era el diablo que cascaba avellanas en sus puntiagudos cuernos.

¡No me haga daño por favor señor diablo! ¿Has venido a llevarme?

¡Habladurías que cuentan por ahí! No vendrás conmigo si no lo deseas.

Tu vida continúa ahora por este mismo camino, ¡ corre a su encuentro!

Y la niña corrió y en un puente resbaló y se desmayó.

La despertó un coronel que como hija la crió y en la guerra  murió.

La desposó un teniente al que siguió durante la contienda franco prusiana. Su tarea  durante los años de paz fue permanecer en la puerta velando hasta  que volviera el soldado veterano de sus borracheras y tropezara en un colchón estratégicamente colocado. El hombre dormía la mona incapaz de levantarse. Debía entonces   saltar sobre él para atender sus quehaceres, pero se libraba de las palizas del ascendido a capitán, que sin un franco demás de su pobre pensión para gastar en prostitutas se desquitaba de los desplantes azotando a su mujer.

 

No pasó ni un segundo desde que el diablo invitó a la niña a desandar el camino de su vida y esta exclamó desesperada: ¡No es la vida que quiero, me condeno pero te sigo!

El diablo extendió sus negras alas de murciélago y tomándola con sus garras la llevó por el aire hasta un paisaje de edificios altos, descendió sobre un molino rojo y años después la sorprendemos frente a frente con el pintor fracasado a punto de festejar una navidad.

"Santa María y Santa Magdalena nada pudieron hacer por su alma aquél lejano día de todos los santos" se jactaba el  diablo rodeado de dos viejas coristas.

Pero lo que el  diablo no sabe es que ni Paris fue jamás una fiesta, ni el Moulin Rouge el infierno.

 

 

domingo, 7 de diciembre de 2008

De Pasarela

 

No hace todavía medio mes que el modisto multimillonario que moraba en las extensas sabanas, amado por miles de naturales a quienes dispensa cada tanto el halago de un padrinazgo, vivió un hecho desgraciado que llegó a tener resonancia mundial, menos acá.

Practicaba el modisto en el parque con el máuser familiar la apertura de los fastos a desarrollar en el año nuevo del venidero, cuando su mozo de cuerda preferido no tuvo mejor idea que atravesarse en el campo del disparo, lo que lo dejó seco en el acto, en tránsito a no se sabe que vida.

El capo-capo de la haute costura, pataleó de angustia, lo medicaron, creyeron verlo morir de desesperación.

 Los portones de la residencia se cerraron para deliberar. El caso daba para escándalo de proporciones. Justo a él pasarle, que abjuraba de los tejemanejes feudales, aborrecía de la vieja costumbre de los inmensamente ricos de antaño que se alejaban del mundo en herméticos castillos con enfermeras y médicos personales.

 

Cada potentado que se precie tiene su asesor intelectual, de los que hoy gozan de un prestigio que condena a la categoría de servidumbre bien paga a los modestos Public Relations. Y nuestro hombre lo tenía .Era quien daba vuelo a los proyectos; quitaba el tufo ramplón a cualquier iniciativa. Se diría que hasta el simple acto de ir a tomar el té al hotel del pueblo adquiría por su intervención, un aura fundacional.

 

El suceso desgraciado pondría a prueba en esta ocasión el supremo talento del asesor intelectual de nuestro modisto.

El hombre estudió el caso y cuando como de costumbre animaba la sobremesa  del patrón con el ilusionismo de cartas y el fascinante de esconder un huevo en el dorso y hacer que aparezca una palomita, paró el número y pidió atención porque había encontrado la vuelta al problemón.

 De inmediato el maître aplaudió y solo quedaron en la sala monumental, -famosa por no contar ni con un pelo de jabalí en las paredes pero sí artesanías del lugar en material reciclado y hojas secas- los dos.

Y el asesor habló y dijo: Señor…. creo conocer la salida; inventemos una escaramuza entre distintas etnias como las de otros tiempos, como un rebrote, que aunque parezca que sí, no tendrá consecuencias ulteriores. Armemos a la gente, y en la veintena de cadáveres que produzcamos, agreguemos el de nuestro querido compañero.

 

 El modisto reaccionó con extremo pesar:- Pero…, como a mí,  justo a mí un amante de la paz y la concordia… ¡ofrecerme armar una guerra!

 Déjeme continuar-tranquilizó el asesor- Hablé con su amigo el productor de películas, y el se comprometió para acondicionar la escena y la batahola como si fuera para Spielberg.

 Pone a disposición todos sus expertos en efectos especiales; y por supuesto que los naturales de la zona que son sus amigos y no quieren abandonarlo en la estacada, trabajarán gratis, de extras. La empresa de sepelios  simulará enterramientos y todas las lloronas se anotan para el velorio.

 Acto seguido, los jefes supuestamente enfrentados aborrecerán de la escaramuza y van a sellar con un abrazo la paz eterna.

Se hizo un silencio de los comunes en esas latitudes pero al fin con la mirada encendida de admiración el modisto habló:

¡Cuanto placer me da el plan!- y acto seguido con un mohín de ruego- Ahora eso sí,…  mi deseo es lavarme la culpa depositando yo, de mi propia mano el cadáver del amigo en el lugar de la falsa  reyerta -dijo el diseñador  de renombre-

 

Asintió al pedido el asesor y se eligió una noche cargada de nubes para la escena formidable...

 

Hasta el asistente de dirección quedó asombrado por el carisma de los actores.

 

La noticia de la batalla circuló presta en los círculos oficiales y el gobierno mandó al secretario del "Ministerio de Acción Unida" a investigar un poco, y hacer acto de presencia mucho.

 Y  fue así que la minuciosa operación montada por el asesor  falló  ¡y como!

 

¿Y como?

Ocurrió que el secretario delegado del ministerio tuvo un logro mayúsculo cuando descubrió en una foto sacada por un periodista free- lance,  que entre la marea de cadáveres indígenas, exactamente veinte, había uno que destacaba del resto por su singular estampa con zapatos Vuiton, camisa de lamamartine, un pañuelo de Crist Picazo y demás detalles disonantes.

 

De ahí en más todo se precipitó: Se pusieron a la intemperie diecinueve ataúdes vacíos y por supuesto apareció  el único lleno con el mozo de cuerda adentro.

 La epopeya oficial , registra la expropiación del latifundio y el pedido de captura del modisto.

El gran esteticista que no pudo tolerar que su amigo apareciera en el campo de batalla así,  tan uniformado con el resto, sin derecho a destacarse en esa gala final;  él debía diferir del resto por su charme y elegancia.

 

En la sombra cerrada de la sabana lo había llevado al campo de batalla para depositarlo  en solitario y se sentía con el muchacho en brazos como la encarnación de una piedad nueva, una de los nuevos tiempos, una de esta temporada primavera-verano precisamente, en que los pobres muertos  desfilan por la pasarela de la vida sin túnica, ni bajo ni sobre la rodilla y ni siquiera en terracota o verde agua.

 

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los Amigos Queridos

Hubo una época de  cyborg abandonados por sus dueños, sometidos a vejámenes, torturados.

 .Y tiempo después la lucha de los comité de asistencia creados para defenderlos consiguieron  hasta  sus derechos al nombre.

 La persecución durante cientos de años de los dueños desconsiderados dio lugar a la creación de miles de patronatos donde pudieron resguardarse del desenfreno del mundo. El gasto en  aumento por las series que se renovaban a veces de una semana a otra, trajo zozobra a las arcas del estado.

 

   Tal situación vino aparejada al crecimiento exponencial  de maltratos y asesinatos de  los débiles, los niños y los animales,  por la falta de cyborgs sometidos a disciplinas atroces sin riesgo de condena, como era antaño.

Con tanto trato impiadoso  en perjuicio del reino animal al equipararse los casi humanos a las demás especies, el estado por fin consiguió imponer una esclavitud sui géneris, que sería largo de explicar aquí pero que tuvo éxito al conseguir la inserción del cyborg con un status similar a lo que antes del siglo veinte se llamaba un "criado", con permisos de residencia vitalicios en la región y derecho a una estancia privada dentro de la residencia del propietario, de unos veinte metros cuadrados. Una visita semanal en el hogar por un extraño, ni uno más, y de ausentarse dos veces al mes por el término de 12 horas y con el itinerario protocolizado por el patronato correspondiente.

 

 Todo esto es para decir, que al compartir la vida de las familias como un miembro de ella y por su condición de casi indestructibles, muchísimos de ellos atravesaron decenas de generaciones como una memoria viviente que guardaba todos, absolutamente todos los sucesos acaecidos desde los más triviales a los decisivos, una sucesión de sentimientos y pensamientos guardados con la frescura diáfana del instante en que ocurrieron.

 

Pero luego vino la introducción de las nuevas estructuras difundidas por la galaxia Z que eliminaron las tareas, los trabajos, la misma sucesión de los acontecimientos con su desarrollo habitual.

Los cyborgs son hoy rarezas difíciles de hallar. Los insoportables coleccionistas los desactivan  sin que las autoridades se inmuten, la indiferencia hacia estos pocos es total.

Mi patrimonio se eleva a dos de ellos. Sufren de falta de mantenimiento ya que sus autores han desaparecido o andan quien sabe donde en esta  galaxia en permanente expansión, pero su salud es bastante buena.

 Por las noches nos tiramos en el musgo bajo las estrellas y con el rocío de la mañana, con esa dulzura que el rocío impone a los rayos ya visibles del sol, recuerdan otras mañanas que lloraban a los muertos amados de la casa. Entonces recitan alguna vez con el mismo dolor:

 "Ya no son amigos, ¿qué nombres darles? ¡Solo fantasmas de amigos! Sin duda ellos continúan golpeando por la noche, en mi corazón y en mi ventana."

Uno de ellos el poco hablador se ríe de sí mismo, de su vetustez cuando intenta infructuosamente repetir la antigua cita de la película con que promocionaba desde el escaparate su propia venta:

                                             He vistouuuu couuusas que vosotrusssss nooo..creerían. He visto rayos brillaour en la oscuridaod . Todos esos mom_men---entos se perderán en el tieeempooo como lágrimaaas en la rabiiia.

domingo, 30 de noviembre de 2008

El Señor Pino y Rosalba

El dogo y su corte en pleno se dirigieron a la iglesia de San Piero, la antigua catedral para celebrar un oficio de acción de gracias por la liberación diez años antes, de una invasión de genoveses disfrazados de comerciantes de calzas que intentaron quemar un depósito de máscaras que los gremios guardaban detrás de la iglesia de San Nicolás. Comenzaban dos semanas de festejos.

El 30 de Enero fecha de la llegada del apóstol a Venecia se casaron 178 parejas (contando a la nuestra) y algunos nobles se juraron amistad eterna.

 

El señor Pino, de 60 años, se casó en este año de  1305 con Rosalba, de 15, quien le había prometido aprender rápidamente a ser una buena esposa.

Pero Rosalba parecía conocer demasiado del mundo según malició Pino.

Fue entonces que elaboró un manual de comportamiento al que cada noche agregaba un capítulo que la joven mujer escuchaba en la cama hasta que le llegaba el sueño.

"La esposa debe ser: Cariñosa, humilde, obediente, cuidadosa y…….y Rosalba se dormía entonces con los ojos abiertos.

Otra noche el " signor" le leyó un "exempla", genero muy de moda por entonces sobre el amor, las virtudes, los vicios. El señor Pino la trataba de "hermana" todo el tiempo y evitó mencionar de su fuente la cuestión del inconveniente de la relación con viejos, (son estos proclives a la lujuria, decía).

El 3 de febrero se celebró en Venecia con asistencia del patriarca  la fiesta de la "huida del genovés". Se sabe que el significado de Venecia es "Venium etiam"   ("siguen viniendo"). El jolgorio en este caso se relacionaba por la contraria "siguen huyendo". El genovés venía a comprar en aquella oportunidad tejidos ingleses, disfrazado de nativo de Creta. Fue descubierto cuando quiso articular en el dialecto véneto que suena a " ulu trulu sulu"y todos escucharon tal cosa pronunciada por un nativo del "país del mar sin peces y las montañas sin bosques."

Nadó sin parar atravesando lo que hoy es el rialto empujado por golpes de remo y disparos de mortadella  .

El señor Pino accedió a seguir la procesión a insistencia de Rosalba.

Para la noche siguiente tenía preparada la lectura de un capítulo de consejos culinarios de su autoría.

El 10 de febrero se celebró el aniversario de la derrota de los conjurados de 1301 todos considerados reos filo genoveses.

El 20 de febrero se brindó en las calles con gran pompa por la fortaleza del ducado veneciano, única divisa de transferencia para comerciar hasta en los confines de Rusia.

Pino compone para su esposa un manual de horticultura y permite a Rosalba teñirse el cabello de rojo como casi todas las jóvenes venecianas.

  El 2 de marzo observa como en San Pedro o donde sea los jovencitos que se trepan por las escaleras saludan con grandes reverencias a Rosalba  y piensa que cualquiera de esos juerguistas seguro es propietario de una galera que circula por la costa levantina.

El 8 de marzo compra dos esclavos tártaros para cuidar a su esposa  y el 10 de marzo descubre a uno de ellos estancado en un caño de desagüe, cuando ingresaba al aposento de la niña casada durante la hora tersa.

Se promete que si todo sigue así se mudará a Génova donde reciben con agrado a los rebeldes venecianos o por cualquier otro motivo de incomodidad.

 

  Después de mucho meditarlo, el 15 de marzo decide más bien escribir un capítulo para su manual de comportamiento en el que se preocupa por lo esencial y es que su mujer lo haga quedar bien ante su segundo marido.

El 11 de diciembre el hogar recibe un vástago que por sus labios y línea de los párpados evidencia una descendencia tártara.

No es un desmérito para Venecia. Cualquiera sabe que Kinsay es la más grande e importante comercialmente de todas las ciudades del mundo.

De marzo a diciembre hubo motivos varios de festejo, hasta por una violenta epidemia equina que se declaró en Génova justo la casa de los enemigos que prometieron entrar en tropel y apearse en la misma Plaza en busca del dogo. Y también ocurrió que Rosalba en el dulce estado y siguiendo los consejos sabios de su esposo, construyó un rosedal que para el marzo próximo cosecharía unos ejemplares rojos que no desentonan con los borceguíes del mismo color que usa el Dux, a la usanza de los antiguos emperadores romanos.

 

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Memorias

Es un mecanismo perfecto que mueve la máquina con un ruido sordo, casi imperceptible; que deglute, asimila y elimina desperdicios de madrugada. Con la salida del sol, vuelta a empezar y a producir este fantástico poder que no debate con nadie el rumbo que toma, pero que nos lleva de la mano y nos enseña todo el tiempo que somos todos y uno por uno los que pusimos cada parte que conforma el mecanismo.
 

Tuve una infancia dura. En este territorio y en cuatrocientos años se alternaron visiones que solo necesitaron un cristal y un poco de paja seca para arder. Mi padre subió al patíbulo cuando yo tenía diez años y casi muero de vergüenza cuando lo vi llorar y suplicar piedad mientras sus compañeros se desgarraban la camisa, rechazaban la venda y maldecían a los verdugos y al público. La turba  reía  a carcajadas de su flaqueza.

Con los estampidos que me sonaron a cascada de agua para apagar la algazara de la chusma se terminaron para mí cinco años de espera de ese final imprevisto; no por la desición de los jueces, que no salvaron a nadie mas que a un bufón, digo imprevisto porque fui testigo en mas de cien ocasiones de la resignación o la bronca de los reos pero en ninguna  alguien lloró de la manera que lo hizo el autor de mis días.

Durante uno de aquellos reflujos de hastío democrático, o de república exhausta de debilidad, fui llamado a convertirme en funcionario; con 30 años cumplidos,  el baldón de la cobardía de mi padre olvidada, y prestigiado mi apellido con prosapia opositora.

No dudé en aceptar el cargo y sin una pizca de espíritu vengativo me sumé al movimiento que se presagiaba destinado a terminar con la mala hierba del fracaso nacional.

 Durante años serví a la causa y aislados del mundo no tuvimos noticias de los grandes cambios. El teléfono y la radio galena  aparecidos en los negocios por un convenio comercial en algún momento dentro de los 14 años del régimen- junto con la máquina de escribir; el modesto mobiliario de mi despacho de la secretaría de asuntos de jurisdicción interna.

 

Firmé las órdenes de fusilamiento cuando correspondía, después de meditarlo bien,… y creer o reventar: Jamás un sentenciado tuvo el comportamiento de  mi finado padre.

El neurólogo del penal donde cumplo perpetua, solo para mortificarme me dijo una vez: "Eusebio…es que nunca viste llorar "cobardemente" a tu padre frente al pelotón, el que lloraba de impotencia entre la multitud de la plaza pública  eras vos mismo…

 

-¿Y Pedro, que tal mi intento de escribir las memorias del período?

 

 ¿Tengo alguna posibilidad de armar algo legible de por lo menos doscientas páginas?

 

-Tiempo para que lo intentes hay...

 

-¿Y sobre lo que acabo de escribir, que?

 

-Muy amañado, un poco duro, hay que soltar mas la mano para empezar…y aquello de "autor de mis días"…espantoso…pero… bien…bien…

 

domingo, 23 de noviembre de 2008

El Circuito Turístico

La empresa me mandó  aquel fin de semana  a analizar las posibilidades económicas de un sitio turístico descartado de todas las guías importantes.

 Las tres marías brillaban con  destellos dorados esa noche y ceñían el contorno de Orión. El más allá de Orión era borroso.

 Llevé a Silvia conmigo, la única  que podía sin pena apartarse de los encuentros sociales en Andrómeda Island, desde hacía dos años circuito obligado de acaudalados comerciantes y famosos de todo el sistema.

 

 Conocía bien el lugar al que me dirigía. Treinta y cinco años atrás  me entretenía con el espectáculo de los rayos C que atravesaban mi manzana dorada.

 En la oscuridad, miles de niños como yo éramos solo un chupete chorreante de miel que atravesaba la faringe.  Con el tubo digestivo centelleante, mi madre me alzaba y besaba. "Chiquito de mi corazón" me decía,  y yo adivinaba la mano callosa de su acompañante recorriéndole la espalda.

 Mas tarde  ella se acomodaba  los breteles y él  le pasaba las manos por las nalgas terminando en un chirlo cariñoso. Mi manzana dorada ya era una pomada chirle y negra entre mis dedos y alrededor de la boca. Ella, con vergüenza  me higienizaba con una servilleta. Sentía su transpiración en mi nariz y la respiración agitada del hombre que se alejaba.

 Viajando  desde Orión en silencio, con sus ojos almendra cerrados simulaba dormir  como esperando mi  reproche; una estación antes del final, aparecía papá en nuestro reservado y yo corría a su encuentro abrazándolo muy fuerte.

 El transportador nos depositaba en un océano de gente, y casi en el aire,colgado de sus manos,ingresábamos al circuito donde desde un palco familiar veríamos la famosa escena de combate con naves en llamas.
 Recuerdo la gran emoción por las naves chocando y provocando ese fenómeno extraño del fuego estelar, con esa incandescencia y estruendo. Los pases nos permitían hacernos de partes afectadas en la representación , con ese olor tan característico que de vuelta me demoraba en olfatear.

  Mi padre la besaba y ella reía; no sabía de qué hablaban porque extendían un reboso para sus siluetas entrelazadas. Entonces el servicio a bordo se ponía obsesivo en mi atención y desplegaba juegos, alimentos, compañías amigables. Si no tenía sueño me embarcaba en una aventura de cierta dificultad, y luego  mientras los adivinaba a ellos  me dormía.

Cinco horas después en las mismas Puertas de Tannhauser, el nos despedía y se alejaba a su trabajo más allá de las puertas, donde nunca lo acompañamos. Su mano saludando y su sonrisa es lo único que recuerdo de esa lejanía.

Volvíamos entonces apurando el regreso con canciones, y siempre la tierra opaca me sorprendía reflejado en el cristal sobre el hombro de mi madre.

Viajamos con Silvia y fue lo que recordé.

 

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Carne De Cañon

  Aquí los hombres nacemos en la guerra y morimos en la guerra.

 Los animales con alas, -si tienen buen sustento porque la guerra es abierta- pueden huir siempre y cuando eviten los cientos de puestos de artillería que apuntan a todo lo que se mueve.
Hace años que  no corre una gacela y en la laguna los reptiles no incuban. Todo es sangre…

 Y semen desparramado…

 Los encuentros no son secretos, son violentos porque son venganzas. La hermana del irregular abusada; el hermano del soldado con un año ya de servicio en la marisma, empalado por un otro grupo y colgado de los testículos. Y las viejas,( siempre las viejas se resisten), sean la madre de uno o de otro. Entonces son ferozmente golpeadas y fotografiadas para escarmiento.

 Si hasta las canciones hablan de lo único en que nos hemos convertido:
"Carne de cañón, carne de cañón,
 que lindo es ser carne de cañón
pero humedecerte el culo antes de morir,
y yo no lo sentiré y como todos mis parientes están muertos,
te tragarás la venganza con la hiel de la víbora".

Hasta los niños se entretienen, cuando las madres que están vivas y no han abortado en el pajonal, los mecen con este arrullo.

Pero es el caso que estoy metido en un gran lío.
Un compañero me alertó que no me montara a esa mujer; que algunos ya lo sabían y mi situación no podía ser peor. Eso aquí no se perdona, con los del propio bando no se debe uno meter. Pero estoy enamorado y caliente como es de entender.
Y jamás debí bajar al pueblo desde mi puesto simulando  una escaramuza con el enemigo.

 

 Creía contar con el tiempo a favor: Puedo perderme hasta 3 días revolcado entre las sábanas y volver como si nada al grupo. Dos días es lo que demoró mi jefe en aparecerse de madrugada. Es que, ausente yo de la compañía empezó a correr un armisticio que duraría quien sabe cuanto.  Fui el único que no se enteró,( mi coartada fallida y enterrada).


Mientras la mujer implora piedad en el suelo de la casucha, el jefe me destroza las piernas con un garrote, pronto me subirán a la vista de todos a lo más alto de un árbol quemado, y al fin me encontraré, ahora sí cara a cara, con la muerte que siempre anduve  esperando.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Salchichón

Salchichón…va a haber salchichón…la sorpresa de la noche.

 No puedo dejar de pensar en el salchichón

 ¡Y papas!...

 
El remiendo.Maldito remiendo que me apresa los huevos.

Huevos…que no daría por comer un huevo…

¡Una noche sin  hinojo y achicoria!

Que duro es sentir el ruido de la panza…Pero peor es la diarrea.

 

Salchichón…

Dos fetas, solo dos fetas…con dos fetas voy a ser el novio más feliz del mundo…

¿Pero quién lo hizo?

 ¿Y como lo consiguió mi hermano?

¡Una bocha de cinco kilos para veinticinco personas! ¡Todos tendrán fuerzas para bailar esta noche!

¿Y con que habrán hecho el salchichón? ¡Que me importa, que pregunta estúpida!

 

 Es lo que pensaba Damián en uno de los días más importantes de su vida.

 

Estela pensaría otro tanto, que se yó.Las mujeres también comen.

 

¿Y el hermano que consiguió el salchichón?

Algún bocado se ha mandado al buche. Se lo ve atento. Disfrutando del efecto lumínico de las velas en el recinto.

¡Las velas! Las hizo la madrina misma con cera de depilar y un tarro viejo de aceite quemado de un tanque que encontró debajo del puente. Que si no, ¡once pesos hubiera salido! Un lujo las velas…

Y pensar que hace tres años creían haber llegado a la pobreza extrema arrastrados por la gran guerra hemisférica.

 

El hermano consiguió el salchichón  y ese es un gesto que Damián nunca olvidará.

 

¡Se arriesgó por mí! ¡Se arriesgó por mí! Se repite Damián mientras al hermano la luz de las velas crepitantes le hace un efecto rojizo en las manos.   

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Un Destino

Descubrí a Daniel en el jardín del fondo. Estaba agachado muy entretenido y cuando llegué a su lado se dirigió a mí como si viniéramos de una larga plática.

"Esta florcita violeta no sé que tiene para encantar a las abejas, ni perfume tiene".

 

Ni quise mencionar que la puerta de calle estaba abierta, una invitación para los amigos de lo ajeno; me contestaría que dejó salir al perro y…como tarda en volver.

En cambio le reproché que todavía no estuviera listo y que si no se apuraba llegaríamos tarde.

Enderezó el cuerpo, se alisó la camisa suelta, se acomodó con la mano el pelo, se lavó las manos con la manguera del patio; agachándose pasó debajo de una sábana colgada y entonces se llevó por delante el tendedero, cayó de boca sobre una pileta.

Cuando quise sostenerlo la sangre le corría a borbotones por la camisa y solo atiné a dejar que caiga blandamente sobre la veredita de ladrillos que bordea la casa.

Para peor el perro ladraba y golpeaba con sus manos la puerta de calle que yo había cerrado.

Atolondrado, atravesé la casa de punta a punta,  introduje  al perro y lo seguí de vuelta al trote. Lloraba y le lamía la cara, Daniel se había muerto.

 

Llamé a Claudia que se encargó de todo. Intervino un juez cuando se caratuló muerte dudosa. La autopsia determinó paro cardíaco no traumático y aún así el caso no está cerrado, como para que Daniel ni aún en la muerte me deje de traer problemas.

 

La nuestra fue una relación de algunos años y no voy aquí a contarla con lujo de detalles, es como remontar una cuesta que he transitado demasiadas veces, si menciono al oficial escribiente, a mi abogado, al secretario del juzgado y a las preguntas inquisidoras de la fiscalía.

Mi objeto no es otro que la oportunidad que tengo de recordar  a este incómodo Daniel, viviendo entre tanta gente preocupada por considerar y escudriñar rasgos de humanidad aquí y allá, como si fueran a escribir la historia definitiva sobre buenos y malos.  Me permito, si cabe, una mención al pasar, quizá hasta como uno o dos versos que no me abandonan sino con un susto o tres tragos de agua.

 Claudia me alcanzó hace poco los  apuntes de Daniel. Esta vez parecía dispuesto a hacer honor a mi piadosa mediación con el mundo.

 

Retirado de toda actividad; emigrados a la casa de los padres de ella la mujer y sus dos hijos por no darles sustento, y con la soberbia intacta, más de una vez en ese período me negó hasta el saludo por la imperdonable voluntad, inconsulta, de conseguirle una laburo de ocho horas con un sueldo básico.

Apretado al fin por la necesidad extrema aceptó probar durante un mes;  mantuve el ofrecimiento en el plano de la sugerencia, sin mencionarle la cuestión económica, aunque parecía darse cuenta que la paga le permitiría saldar algunas cuentas.

Su esfuerzo por complacerme le había distraído de su precioso tiempo en idas y vueltas con la recopilación de textos.

 Leeré algunas partes:

"Lo que el hombre de la sociedad de masas llama realidad es una trama de fantasías, y esto explica la extraña afirmación con que de cuando en cuando justifica sus variados, aunque parciales suicidios: "Hay que mantenerse en contacto con la realidad"…

 

"El poder de narrar y transmitir los sucesos fue una tentación que indujo a crear imágenes probables o a preparar anuncios de lo que se esperaba que ocurriera.

Como suele suceder los hombres acabaron por confundir su poder con sus necesidades.

Lectores y espectadores pronto preferirían la vivacidad del estilo informativo, el candor de la fotografía, a la realidad del suceso transmitido…"

"Pocos saben que el hombre vale por lo que no hace, por las cosas superfluas de que sabe prescindir, por los sucesos de los cuales aparta su mirada, por las necesidades que sabe suprimir…

Con el hombre de sociedad de masas ocurre lo contrario: por obra de de la acumulación absurda y distraída de noticias y representaciones-que al fin resultan inútiles porque no están alegorizadas-pierde toda posibilidad de encontrar un límite, un destino…"

          

domingo, 9 de noviembre de 2008

De Las Relaciones Difíciles Extraplanetarias

 Un Rayo De Otro Mundo
 

 Corrió  esquivando los palazos de las bandas de cazadores.

 En la esquina lo arrinconaron contra una fachada. Enseguida una camioneta frenó en el cordón de la vereda y bajaron dos tipos de overol.

 Mientras los perseguidores lo molían a golpes, uno de los de overol  le sujetaba la cabeza con el taco del zapato y  le rociaba algo inflamable azul con olor a bencina.

De adentro de la camioneta, en la penumbra, refulgió un encendedor plateado; el vehiculo aceleró, subió a la vereda, se entreabrió la puerta del desconocido y después de unos segundos inmóvil, las llamas se elevaron hasta la copa de los árboles.  

 

 Lo conocí durante un viaje a  Urano y quiso pasar con nosotros una temporada.

Su pequeño cuerpo disfrutaba despatarrarse en el canasto de la ropa, o como mascarón de proa, en las noches de lluvia, ponerle el rostro a las ráfagas de agua.

No sé que fue; seguro  que un rayo y no un ataque de otro mundo, el que quemó un depósito de las adyacencias. El, y su maldita costumbre de vagar interminablemente mientras en casa nos ocupábamos de nuestras tareas.

 

 

Mi Alma En Pena

 

Me hiere recordarlo. Pasa que algunas historias dejan huellas tan intensas que cualquier estímulo fuerza el reflejo. Y yo me llevo entonces las manos a la cara. Me pasó el viernes pasado viendo una miniserie de época. La peluca blanca del duque entre los rizos de ella, una joven que había aprendido rápido las maneras del fuego de la pasión.

Ya es domingo y, en la vigilia, me viene como un atisbo de sus piernas en jarra, y en sueños la succión sonora de su boca de clarinete, su llanto trastornado de impotencia.

Llegaré al lunes desvelado, y no por la consabida bolsa de Tokio que nos deja a todos oscilando en la orilla del caos, sino como otros  cientos habitantes de  este planeta que nos enamoramos de extraterrestres y, por la brutal, innecesaria medida tomada por las autoridades de impedir las uniones -obligándonos a la clandestinidad- y hacer  cumplir el edicto- hasta hace un año en suspenso-  de expulsión de individuos ajenos a nuestro mundo. Antes de estallar de ira, sin parar de dar vueltas en la cama vacía, me digo que las almas en pena deberíamos hacer algo, buscarnos, compadecernos  y hacer algo.       

 

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Reencuentro Con Beba.

Fueron dos años de fugitivo por el desierto.

La amiga española que me advirtió sobre las arrugas me hizo un favor. El sol ni me molestó a pesar de los días agobiantes y las noches de frío extremo. Descansando entre las arroyadas durante las largas peregrinaciones por ruinas de pueblos abandonados hace miles de años, sacaba de mis alforjas las maravillosas cremas antiage  con criogenos estructurantes y gel de limpieza. Podría decir que gracias a esta amiga española mi piel mejoró; la siento elástica, bien hidratada, y la buena costumbre adquirida, de vuelta en estas latitudes no la perdí. Sin una sola arruga y sin surcos notables en el contorno de labios y ojos. El doctor L. , esa eminencia, amigo de toda la vida, quedó asombrado cuando nos encontramos en el café strómboli y nos dimos un abrazo. Le parecía increíble que alguien pudiera mejorar la apariencia aún soportando los rigores del clima del desierto y sin menoscabo de la sabiduría que refleja mi mirada.

 Me nombró a Beba sin poder disimular una mueca de desprecio. Le contesté que yo ya no juzgaba. Que mi pasado podía verlo como un escenario dividido en sectores frente a mí. El episodio con Beba está allá. Y le señalé el fondo de la calle que se perdía en una cortada.

¿Y que hay de tu futuro? Me preguntó. Le respondí  que no puedo verlo y señalé a mis espaldas a la calle Independencia de la que solo escuchaba el ruido ensordecedor de los motores.

Beba no tardó en aparecer por la pieza de alquiler cuando se enteró de mi vuelta.

Imperturbable solo en apariencia, (por si las moscas al lado de la silla apoyé un palo de escoba para defenderme)  la recibí en sandalias de cuero de cabra como se me había echo costumbre junto con el té de menta azucarado con terrones blancos como la nieve que compré en el free-shop, habiéndoseme hecho el hábito un vicio.

Elegante y bella, el corazón me dio un respingo; ¡Dos años!

Caminó en círculos alrededor de la mesita del televisor portátil; meneó la cabeza y yo me puse en guardia cuando sus dedos largos se detuvieron en el florerito de vidrio sólido con un peso capaz de abollar un hueso frontal. Y de pronto cruzó los brazos y con una sonrisa me descerrajó: "¿Para qué volviste? ¿Para vivir como un pordiosero, exiliado del mundo hasta la muerte, pero cerca de tu mamá?"

 Yo sabía que con Beba, lo mejor en tal situación es permanecer imperturbable o asentir silenciosamente. Eran las 3 de la tarde y me esperaban 15 minutos en los que ella destilaría toda su bronca.

 Mi objetivo era conseguir que no comenzara a romper todo y que mantuviera el volumen de voz bajo para no revolucionar el hotel y terminar de patitas en la calle por ruidos molestos.

En el pasillo presentía el desfile de mis vecinos ganados por la curiosidad, los más atrevidos pegarían  su sombra al biselado de la puerta.

 La encargada en un alarde de viscosidad desfachatada, me dijo que la dejara entreabierta para evitar los comentarios.

Me conformé con responder para mis adentros al monólogo de Beba. Cuando me dijo "Es imperdonable haberme dejado sola con tantos pedidos de quiebra", pensé "El que perdió todo fui yo, único garante de tus caros caprichos".

 En lugar de eso contesté: "El abogado me avisó que podía ir preso".

 "Y yo qué", repuso enfurecida.

 Yo pensé: "Se aseguraron bien, vos y tus amigos financistas de quedar bien resguardados, si hasta a la casa la compró un testaferro de uno de tus amigos cuando fue a remate."

  En lugar de eso dije: "El abogado me aseguró que nada malo podía pasarte".

Cuando le serví el té verde esmeralda en el vaso, miró con asco el recipiente y me preguntó dos veces si lo había lavado previamente. Pareció gustarle. Yo deseaba que se fuera, rabia me daba experimentar  por ella sentimientos tan encontrados y con un regusto tal a pasión que no puede apagarse.

Se tiró en la cama de una plaza y comenzó a jugar con el cabello. En 5 minutos ya estábamos en la calle y estaba seguro que no quería por nada del mundo separarme de ella ni a la mañana del día siguiente ni ninguna otra.

Fuimos a un hotel para parejas que quedaba a algunas  cuadras.

Me criticó el look de muchacho de Rally, pero cuando me pasó el dorso de la mano por el rostro no pudo disimular la envidia que le daba mi piel de una tersura arrobadora.

Reaccionó con furia contenida mordiéndome la oreja y mascullando: "El señorito disfrutando de las mil y una noches y yo aquí sufriendo sus trapisondas".

Simulando pasión desatada me vengué mordiéndole el muslo hasta hacerla gritar:

"¡Que hacés estúpido!", protestó.

Los días pasaron y me fui enterando de su vida plena en conflictos, que a cualquier ser humano  llevaría a la tumba en semanas por stress.
 En nuestras conversaciones no cabían las tardes de canícula en las ciudadelas bíblicas o las noches de luna en los oasis.

Me hizo que me mudara a su departamento y al poco tiempo aparecieron por allí sus amigos de la triste experiencia anterior en "Almendras & Dátiles Delikatessen", el restaurant quebrado.

 Llenos de proyectos, dijeron querer "darme una mano" y aunque yo les dijera que ya no poseía bienes y mi madre gracias a Dios que se quedó a vivir con la tía, estos maestros de magia llenos de trucos me pusieron de nuevo en carrera. La noche del 9 de julio, mientras nevaba en Buenos Aires y todo el mundo menos nosotros se asombraba con  la novedad, Beba me traía los papeles para firmar el contrato con una compañía de gas licuado y gas comprimido y otra expendedora de nitrógeno.

 

La empresa se llamará Confetiamilsiglo22, y como de costumbre Beba no se conforma con el modesto papelito picado, sino que se ofrece para las fiestas como contenido de tubos lanzadores y cartuchos propulsados con los gases mencionados.

Su intención es manejar el mercado sudamericano de la serpentina con el valor agregado de envases sofisticados.

Voy a necesitar toda la sabiduría que pude conseguir en estos dos años y no abandonar las cremas que me suavizarán el ceño en los días venideros, sobre todo porque desconfío de la idoneidad y probidad de mis socios empezando por Beba.

Sabe que me derrito cuando me dice Puppy. En una siesta de amor tórrido y con ánimo de hablar francamente le pregunté: ¿Cual va a ser el perfil del personal contratado?

Besándome la nariz me contestó lo que no admite mas preguntas: "Despreocupate, Puppy…"