miércoles, 21 de mayo de 2008

Historias Ficticias Del Mundo Del Cine (1)

¡Se filma!...

(Y comienzo a servir una copa…)

Pero… el líquido se precipitó…

¡Va de nuevo…!

 

El Isidro de la ficción ya se fue. Dejó un saludo para todos en la mesa  del desayuno: "Lo pasé muy bien con ustedes, fueron dos meses en que pareció que nos conociéramos de toda la vida. Jorge, querido Jorge, personaje inolvidable, nos vemos en la entrega de premios a la actuación en la ceremonia del 2010.Te lo merecés por talentoso profesional y buen tipo. Mucha merde para vos".

María Clara, blablabla… (Seguía el Isidro).

Tuvo una línea cariñosa para todos.

 
Son las ventajas de la fama; el tipo tenía contratos que cumplir y ni un día más de los 2 meses fijados para "Reencarnación de un Asesino" podía destinar a la filmación de los cientos de plano- contraplano que me incluían.

El solicitado actor de cuanta ficción se haga en esta zona del planeta vive con los minutos tasados en la oficina de su representante con años de anticipación.

Yo no sé porque Ramiro D. lo llamó. Al final el tipo termina haciéndole un favor al debutante director; determina que toda la producción (con bajísimo presupuesto además) gire en torno a él. Se hace todo  contra reloj. Rogando que no llueva, copiando escenas dudosas que no conforman a nadie con la mirada puesta en la edición para que quede pasable…

Me dan ganas de sacudirlo a Ramiro y decirle:

"¡Te das cuenta lo que hiciste! Era tu oportunidad de confirmar en tu primer largo las virtudes que te destacaron en el mediometraje. Un autor de films. ¡El sello de Ramiro! ¿Será que a pesar de  tanto tiempo participando en tus trabajos desde los pinitos en super 8 nunca llegué a darme cuenta  que tu vocación era el cine mainstream?".

 
Si hasta Ignacio R., que siempre me pareció con pocas luces seguro lo percibió cuando ante mi pregunta de porque no había aceptado el papel principal en el  último mediometraje de Ramiro D., con el crédito ya otorgado para este largo y lo que podía significar para él, me contestó que no pensaba actuar ni gratis ni en cooperativa con Ramiro:

 "¿Te pensás que cuando tenga fondos para contratar, me va a llamar a mí que soy nadie? Ponele la firma que se va a rodear de todos los famosos que pueda y gente con nombre sin trabajo, sobra".

Tenía razón Ignacio, lo pude comprobar en la preproducción, cuando casi me deja afuera por un figurón de la tele que ni daba el tipo físico del policía.

Me le puse firme; ese papel debía ser mío. Me lo merecía.

 Me lo merecía desde el primer día en que hice trabajar a mis padres en su primer corto. Puse mi sueldo de la oficina íntegro para pagar el montaje y todo lo demás. Sería una traición inconcebible de Ramiro que yo no aceptaría.

 Se  asustó de mi mirada asesina, (y sí; estaba dispuesto a todo), me llamó y a regañadientes moviendo la cabeza, me dijo que el papel era mío.

El movimiento de cabeza y una actitud corporal de "incomprendido" me sacó de quicio y tuve ganas de asesinarlo:

 "¡QUE, QUE, RAMIRO…TE TENGO QUE PEDIR DISCULPAS, PONERME DE RODILLAS, BESARTE LOS ZAPATOS POR TU BONDADDDDD…!

 
¡Tranquilizate, che!… (Trató de apaciguar cagado en las patas)Vos no entendés…Igual ibas a participar del proyecto…

 Si no fuera que se interpuso el tipo de la oficina de producción le pegaba.

Solo mascullé para mis adentros "Canalla…Canalla…"

Al final hice del oficial inspector que en comisión viaja a la India para repatriar a un preso convicto de asesinato y fugado. Es solicitado por la justicia de mi país cuando fue localizado.

El asesino requerido comete el hecho de sangre 15 años antes, consigue huir a Oriente, rehace  allí su vida, se transforma en un trabajador honesto.Isidro, (el personaje de la estrella contratada).

 Yo, el policía, tenía varias escenas muy buenas de mi fracaso conyugal y profesional en el libro pero al final se borraron porque sin duda opacaba como personaje al protagónico. El preso me es entregado después de recorrer paisajes exóticos, se había mudado el tipo al culo del mundo y la policía de un pequeño pueblo de montaña cerca de Neppal lo tenía detenido. En el poblado lo conoce y lo aprecia todo el mundo. (Esto le permitió a Ramiro pasear al primer actor por parajes de ensueño y conseguir una fotografía exuberante que lo pondría a tiro de algún premio a la realización).

El protagónico en los quince años de exilio, se convirtió en un orientalista convencido y su prédica sobre la reencarnación consigue acercar al policía a su pensamiento. En la última escena lo libera de las esposas antes de subir al avión de regreso. Frustrará su carrera definitivamente, pero habrá conseguido la libertad…

Bueno, más o menos. La escena no fue, porque de nuevo conseguía poner en segundo plano al protagonista. Se optó por un monólogo del preso, que me convencía de que era posible una nueva vida sin hipocresía detrás de las montañas celestiales un sitio que el y su familia del exilio solo conocían. ¡UN VERDADERO MAMARRACHO ESTE FINAL!

 
Y bueno estoy ahora  haciendo los plano-contraplano teniendo como referente de los  movimientos, gestos, miradas a los asistentes y en otros casos a nadie, haciendo un esfuerzo de simulación que me perjudica el trabajo sobre mi personaje.

Reconozco que estos dos meses no los pasé mal, conocí gente diversa, otras formas de vida, una zona del mundo, solo actué y eso es decir mucho.

Estoy en carrera y lo principal es tener buena onda. No perder la calma. Seguir laburando en lo que me gusta, al fin de cuentas.

(Y copiar ciertas maneras, no me vendría mal. Recordar los nombres del elenco y cuerpo técnico; sonreír mucho; todo bien siempre. Repetirme "ESTA TODO BIEN, ESTA TODO BIEN".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La historia la has ambientado en una filmación, pero así mismo sucede en la vida también. Parece que los acontecimientos y vicisitudes de algunas personas se los proporciona la vida para su exclusivo lucimiento, convirtiendo, además, a las personas de su alrededor, sean amigos, familiares o allegados, en subalternos de su vida, secundarios, extras...

Por otro lado, si leo tu cuento sólo desde el punto de vista cinematográfico, comprendo por qué a menudo un gran obra escrita adaptada al cine pierde toda su esencia, incluso el argumento, en aras del lucimiento de un actor, o actriz.

Me gusta leer tu cuento adaptado a ambas circunstancias,

Excelente cuento.
Celia.

Anónimo dijo...

Muy buena esta descripción de la frustración de un ser como éste, tan esclavo de lo emocional, de lo ajeno, de la apreciación de los otros.
Muy buena historia y muy bien contada.
Silvina