miércoles, 18 de junio de 2008

¡Invasión!

Cuando tomo de más suelo hacer las promesas mas absurdas.

  ¡ Eso que sé  que no debo tomar ni un sorbo porque me enamoro como un imbécil!

 Y lo peor es que lo  recuerdo todo, como para cerrar esta condena de auto agresión permanente.

 

Antonio se ríe y siempre me dice: ¡Pero querido, si ya sé que tu fardo es bien pesado, pero deberías congratularte de no ser un Mr. Hyde que en lugar de hacer tus travesuras, haga  cosas mas jodidas…Bueno, quien sabe cuando entres en la andropausia y con el cambio de conducta…y esas cosas.

        El muy siniestro se divierte conmigo-

 

Ya las escucho a "las otras"  de jolgorio en la cocina y la que tengo al lado duerme de pata suelta.

Ahora que la miro bien… Es a esta a la que le rogué que se mudara a vivir conmigo.

 

Tanto le rogué que al fin aceptó, con la condición de venir las tres juntas "porque somos inseparables"

-Las tres chicas que paran todas las noches en el semáforo de la avenida-


Y ahora las otras dos puercas están preparando el desayuno y de esta no hay quien me salve.

El olor a perfume llena toda la casa como si se hubiera roto una botella de desodorante de ambientes y el portero está sonando y el mensajero, que no es otra que Claudia- la caderuda- avisa desde la cocina como si fuera un vigía de una obra de Sófocles con final feliz:

 

¡Menchu, despertate, está en la puerta la camioneta de la mudanza! ¡Dale dormilona, mientras nosotras vamos subiendo algunas cosas, ¡despabilate!

 

Y en este momento Menchu está en el quinto sueño!

 

 ...Y no se si elegir la botella vacía tirada sobre el cenicero o la almohada que retoza a los pies de la cama para deshacerme aunque más no sea de una de ellas.

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