domingo, 9 de noviembre de 2008

De Las Relaciones Difíciles Extraplanetarias

 Un Rayo De Otro Mundo
 

 Corrió  esquivando los palazos de las bandas de cazadores.

 En la esquina lo arrinconaron contra una fachada. Enseguida una camioneta frenó en el cordón de la vereda y bajaron dos tipos de overol.

 Mientras los perseguidores lo molían a golpes, uno de los de overol  le sujetaba la cabeza con el taco del zapato y  le rociaba algo inflamable azul con olor a bencina.

De adentro de la camioneta, en la penumbra, refulgió un encendedor plateado; el vehiculo aceleró, subió a la vereda, se entreabrió la puerta del desconocido y después de unos segundos inmóvil, las llamas se elevaron hasta la copa de los árboles.  

 

 Lo conocí durante un viaje a  Urano y quiso pasar con nosotros una temporada.

Su pequeño cuerpo disfrutaba despatarrarse en el canasto de la ropa, o como mascarón de proa, en las noches de lluvia, ponerle el rostro a las ráfagas de agua.

No sé que fue; seguro  que un rayo y no un ataque de otro mundo, el que quemó un depósito de las adyacencias. El, y su maldita costumbre de vagar interminablemente mientras en casa nos ocupábamos de nuestras tareas.

 

 

Mi Alma En Pena

 

Me hiere recordarlo. Pasa que algunas historias dejan huellas tan intensas que cualquier estímulo fuerza el reflejo. Y yo me llevo entonces las manos a la cara. Me pasó el viernes pasado viendo una miniserie de época. La peluca blanca del duque entre los rizos de ella, una joven que había aprendido rápido las maneras del fuego de la pasión.

Ya es domingo y, en la vigilia, me viene como un atisbo de sus piernas en jarra, y en sueños la succión sonora de su boca de clarinete, su llanto trastornado de impotencia.

Llegaré al lunes desvelado, y no por la consabida bolsa de Tokio que nos deja a todos oscilando en la orilla del caos, sino como otros  cientos habitantes de  este planeta que nos enamoramos de extraterrestres y, por la brutal, innecesaria medida tomada por las autoridades de impedir las uniones -obligándonos a la clandestinidad- y hacer  cumplir el edicto- hasta hace un año en suspenso-  de expulsión de individuos ajenos a nuestro mundo. Antes de estallar de ira, sin parar de dar vueltas en la cama vacía, me digo que las almas en pena deberíamos hacer algo, buscarnos, compadecernos  y hacer algo.       

 

No hay comentarios: