domingo, 16 de noviembre de 2008

Salchichón

Salchichón…va a haber salchichón…la sorpresa de la noche.

 No puedo dejar de pensar en el salchichón

 ¡Y papas!...

 
El remiendo.Maldito remiendo que me apresa los huevos.

Huevos…que no daría por comer un huevo…

¡Una noche sin  hinojo y achicoria!

Que duro es sentir el ruido de la panza…Pero peor es la diarrea.

 

Salchichón…

Dos fetas, solo dos fetas…con dos fetas voy a ser el novio más feliz del mundo…

¿Pero quién lo hizo?

 ¿Y como lo consiguió mi hermano?

¡Una bocha de cinco kilos para veinticinco personas! ¡Todos tendrán fuerzas para bailar esta noche!

¿Y con que habrán hecho el salchichón? ¡Que me importa, que pregunta estúpida!

 

 Es lo que pensaba Damián en uno de los días más importantes de su vida.

 

Estela pensaría otro tanto, que se yó.Las mujeres también comen.

 

¿Y el hermano que consiguió el salchichón?

Algún bocado se ha mandado al buche. Se lo ve atento. Disfrutando del efecto lumínico de las velas en el recinto.

¡Las velas! Las hizo la madrina misma con cera de depilar y un tarro viejo de aceite quemado de un tanque que encontró debajo del puente. Que si no, ¡once pesos hubiera salido! Un lujo las velas…

Y pensar que hace tres años creían haber llegado a la pobreza extrema arrastrados por la gran guerra hemisférica.

 

El hermano consiguió el salchichón  y ese es un gesto que Damián nunca olvidará.

 

¡Se arriesgó por mí! ¡Se arriesgó por mí! Se repite Damián mientras al hermano la luz de las velas crepitantes le hace un efecto rojizo en las manos.   

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