domingo, 5 de abril de 2009

Mi Invitado Del Domingo. Hoy: BERTRAND RUSSELL

Sólo el pasado es verdaderamente real; el presente no es más que un penoso y forcejeante nacimiento en el seno del inmutable ser de lo que ya no es. Sólo los muertos existen plenamente. Las vidas de los vivos son fragmentarias, dudosas y están sujetas a cambio; pero las vidas de los muertos están completas, libres del dominio del Tiempo, el casi omnipotente señor del mundo. Sus éxitos y fracasos, sus  temores y esperanzas, sus penas y alegrías, se han hecho eternos, y nuestros esfuerzos no pueden ya disminuirlos en un ápice. Las penas largo tiempo sepultadas en la tumba, las tragedias de las cuales sólo resta un recuerdo desvaído, los amores inmortalizados por el santificante contacto de la Muerte, poseen un poder, una magia, una calma que no puede alcanzar ningún presente.
Año tras año, mueren camaradas, resultan vanas las esperanzas, se marchitan los ideales; el país encantado de la juventud se hace más remoto, el camino de la vida, más fatigoso; la carga del mundo, más pesada; hasta que la fatiga y el dolor llegan a ser casi insoportables; la alegría se marchita en las cansadas naciones de la Tierra, y la tiranía del futuro mina la fuerza vital de los hombres; todo cuanto amamos va declinando en el mundo moribundo.
Pero el pasado, siempre devorando el fugaz brote del presente, vive en virtud de la muerte universal; firme, irresistiblemente, y aporta nuevos trofeos a su templo silencioso levantado por todos los siglos; todo gran hecho, toda vida espléndida, toda hazaña y todo fracaso heroico, están allí religiosamente guardados.
Por las márgenes del río del Tiempo, la triste procesión de generaciones humanas marcha lentamente hacia la tumba.
En el silencioso país del Pasado, la marcha concluye, los fatigados viajeros descansan y todo su llanto es acallado.
 
                                             "De la historia" (The Indepent Review, julio,1904)

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