Al acercarme al puesto, comenzaron mis problemas.
El oficial de frontera con la cara marcada de tantas trincheras cavadas desde la tierna adolescencia me hizo desvestir completamente.Sus ayudantes revisaron mis pertenencias y hasta un dedo en el ano, me introdujeron.
Yo les expliqué como pude en un pobre francés, que por desperfecto del calentador eléctrico con ventilador incorporado y una potencia de 2000w, me había precipitado a tierra.
Amagué un dibujo del repuesto que necesitaba.Quizás algo semejante en la región usado para decapar o doblar tubos, si es posible que tal cosa hubiera.
Cuando describí en el aire un tubo doblado, tres tipos me agarraron de los pelos y me tumbaron al piso.
Se hizo la noche o me desmayé.
Desperté en una oficina. Un hombre se acercó y me preguntó qué me pasaba en perfecto castellano.
Desesperado, le pedí agua.Abrió los ojos enormes y sonrió dulcemente ¿Agua? -Dijo- ¿Agua? Lo que necesita es agua...
Me hizo traer un bidón de 20 litros. ¿Algo más?, preguntó.
A los 5 minutos hice dedo a un camión que me depositó en una estación de tren.
No intenté explicar a nadie más lo que necesitaba para la máquina encallada en el puesto fronterizo. Me voy en tren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario